CLAVES DE MENSAJES

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lunes, 8 de agosto de 2011

BODAS CELESTIALES – PHILIPPE DE LYON – 110219

Canalizado por: Jean Luc AYOUN – Traducción: Odilia Rivera

19 Febrero 2011

Mi nombre es Philippe de Lyon. Yo soy uno de los Melquizedec de la Tierra. Hermanos y Hermanas encarnados, que la Luz y el Amor de Cristo sean su satisfacción. Les doy mi Paz. Hoy vengo a, expresar los elementos que, en mi opinión son simples y que, espero, ustedes permitirán, dentro de los tiempos que viven, de estar de acuerdo a eso de lo que voy a hablar, a fin de ir hacia más comodidad y más de evidencia dentro de su consciencia y de sus vidas. Voy pues (a través de mi propia experiencia cuando estuve vivo y también debido a mi posición de Melquizedec y también por mi proximidad Vibratoria con el Cristo) a darles un cierto número de elementos permitiéndoles, lo pienso, si se adhieren, de vivir este período Vibratorio intenso dentro las condiciones más propicias para su aproximación y para su establecimiento dentro de su propia Vibración de Cristo Interior, a fin de convertirse, como él lo decía, en sus imitadores. Por eso, emplearé las palabras simples ya que, en definitiva, el Amor es simple. La inteligencia del Amor y de la Luz es algo increíblemente simple.


En la actualidad, el ser humano vive, o no vive, los procesos en resonancia y vinculados directamente a la acción de la Luz. La característica esencial de la Consciencia humana separada del Cristo, es estar permanentemente impresionada de razonamientos, de deducciones, de un cierto número de mecanismos donde todo está evocado según las reglas de la Dualidad, de la oposición, del “me gusta” y del “no me gusta”. El conjunto de la vida humana es construido en esta ilusión, por una serie de acciones, de reacciones, de comportamientos dictados por una serie de elementos que no vienen absolutamente del Espíritu, absolutamente no de la Verdad. Al primer plano de lo que vive el ser humano, se manifiesta la personalidad, el ego. La característica del ego y de la personalidad, es de hacer todo complicado, traer siempre, absolutamente todo a sí mismo, a través de las nociones, inconscientes a menudo, pero bien reales, llamadas, placer, desagrado, donde la satisfacción de deseos es el motor esencial. El conocimiento mismo, aplicado en el ego, es un andamio mental extremadamente complicado. Este conjunto de funcionamientos es apoyado y sostenido por la adhesión a las Creencias, adhesiones que no son validadas por ninguna vivencia sino simplemente para un andamio mental, emocional, del que deriva, también aquí, el hecho de volver a sí.

De mí vivo, decía a menudo que era el más pequeño sobre la Tierra, después del Cristo, pero que era también el más grande, allí en lo alto. Existe así, en efecto, un principio de vasos comunicantes. Ustedes no pueden absolutamente ser grande aquí y ser grande en el Cielo. Es uno o lo otro. No pueden ser grande en personalidad y grande en Êtreté. Es uno o lo otro. El sentido de la Energía de la Consciencia siempre se caracterizará por dos direcciones opuestas y antagonistas. La dirección que trae de vuelta todo hacia sí, vinculada a la personalidad. La dirección que se aleja de la personalidad y del centro para desembocar sobre la universalidad, La Unidad, más allá de las contingencias de la personalidad y más allá de los juegos de poder, de seducción. El ego, en efecto trae de vuelta a sí, mismo al nivel espiritual. El ego es complicado, pone en pie, él construye permanentemente situaciones, está sin parar en búsqueda de satisfacción, que esta forma del ámbito de la carne, de las emociones, de la valorización social o afectiva.

El Espíritu no tiene que hacer eso. El Espíritu es ante todo simple y simplicidad ya que, una vez más, la luz es simple y facilidad. Así pues, cada ser humano puede ser analizado según su principio de simplicidad o de dificultad. Entonces, si son simples, están próximos al Espíritu. Entonces, si son simples, su vida es simple y fácil. Si son complicados, entonces todo se volverá complicado. Nada es simple o todo es simple. Cada vez más, ustedes, encarnados, que hacen la experiencia de la Luz, se dan cuenta, más o menos conscientemente, de este proceso. O eso se vuelve simple, o eso se vuelve complicado. Tengan presente para el espíritu que el Amor es simple. El Amor no será nunca una explicación o una justificación. El Amor será siempre un estado de ser dentro del cual solo hay otra reivindicación que ser uno mismo. El Amor solo tiene la pretensión del ego, pretensión del ego que puede encontrar para expresarse tanto en un papel social como en un papel espiritual.

Hoy, la Luz, cada vez más presente, les pide de ir cada vez más hacia la simplicidad ya que la simplicidad es eficacia, la eficacia es Alegría, la eficacia se traduce en su vida según lo que observan en ustedes mismos: En la actualidad, la Luz, cada vez más presente, les pide ir cada vez más hacia la simplicidad ya que la simplicidad es eficacia, la eficacia es Alegría, la eficacia se traduce en su vida según lo que observan ustedes mismos: más van hacia la simplicidad, más su cuerpo él mismo se vuelve ligero, cualquiera que sea el peso de sus años o el peso de sus últimos sufrimientos o incluso presentes. En la actualidad, la Luz y el Cristo vienen a pedirles aligerarse ya que la Alegría es ligereza, ya que la libertad del Espíritu también, es ligereza. No pueden acceder a la Unidad, al Êtreté mientras que los pesos, gravedades, cosas del pasado, definiciones, proyecciones, pretensiones, estén aún presentes en ustedes. El Cristo se los había dicho: “Guarde su casa limpia ya que nadie conoce ni la hora, ni el día” y hoy, puede decirles, como se lo digo: “Es la hora y el día”. Decía también: “Dejen los muertos enterrar los muertos y amar”. El Amor no tiene que hacer vínculos, el Amor no tiene que hacer justificaciones, pretensiones, de los papeles. El estado Cristo Interior, o Ki-Ris-Ti, transformándoles en Hijos Ardientes del Sol, abrevados al Fuego del Espíritu y del Corazón, no puede concretarse y establecerse, de manera definitiva, sino en ausencia de pretensiones o reivindicaciones.

El Êtreté (Ser Transcendente) es simplicidad. El Amor es simple y simplicidad. Acoger el Cristo es un acto donde deben convertirse en transparentes y simples, enteramente. Más allá de sus cuatro Pilares (más allá de la Atención, la Intención, la Ética y la Integridad de las que algunos de entre nosotros les hablaron), hoy, deben encontrarse en el centro, es decir, al Corazón. Este Corazón (o punto ER, ER del Éter) les da acceso a la libertad, a la liberación pero eso requiere de remover todas sus cargas. Eso requiere más de no buscar nada pero establecerse en su Vibración y sobre todo dejar actuar la Inteligencia de la Luz y el Cristo, en ustedes. Eso requiere, no una introspección lenta sino, bien más, una mirada inmediata y lúcida sobre lo que son, sobre lo que transportan en su propia radiación y en su propia Presencia. El estado de Cristo Interior o estado de Unidad, es un estado de confianza donde el miedo no tiene ya ningún lugar ya que el miedo viene de la personalidad, el miedo viene de la separación, de la distancia vinculada a las Creencias, a las convicciones, a todo lo que no es la Vibración, a todo lo que no está experimentado, a todo lo que viene pues del mental, andamios complicados y complejos sirviendo de justificación y a la elaboración de su vida en este mundo, que no es el mundo del Espíritu ni el mundo de la Verdad.

La Verdad está en ustedes y les liberará. Ella es el Espíritu de Verdad, ella es el Espíritu del Cristo, ella es el espíritu de simplicidad y evidencia. El Amor no es nunca complicado. Cristo es simple. Eso pasa por una palabra, por eso, importante, que empleé de mi vivo, a menudo, y que llamo la humildad. No puede haber Verdad sin humildad. No puede haber revelación del Espíritu mientras no se instale la humildad. No hablo de falsa apariencia sino de lo que significa la humildad en su sentido más noble: aceptar no ser nada aquí con el fin de ser todo en Espíritu. De ser, por eso, plenamente presentes y lúcidos en su vida, en sus Hermanos, a sus Hermanas, en el conjunto de la humanidad, estableciéndose y afirmándose en la Luz Cristo que acogieron, en Unidad y en Verdad. En la actualidad, la hora está al paso, en el examen final. La falta de humildad, la falta de simplicidad representará, en el momento oportuno, un obstáculo (no insuperable pero principal) a su paso en las Dimensiones de la Luz. Así pues, se les pide observarse, sin complacencia y en toda lucidez, de observar objetivamente de que está formada su vida, de que está formado su cuerpo. ¿Eso es simple, eso es complicado? Entonces, si eso es complicado, deben hacer el esfuerzo de ir hacia más simplicidad y más humildad ya que no puede haber humildad sin simplicidad, los dos van juntas. Cristo les llama a eso. El Espíritu es simple. El Espíritu es espíritu de Verdad y el que acompaña al ser que descubre y que vive su Unidad, en armonía, en fusión y en comunión, con el Cristo. Como lo decía, aquí hace poco tiempo, nuestro venerable Comendador (ndr: O.M. AÏVANHOV), ustedes saben y ustedes deciden: ¿van hacia la ligereza o hacia la pesadez? Y eso es perceptible al ojo de su Conciencia, directamente por sus propias Vibraciones y su capacidad, por eso, a elevar, en sus momentos de alineación, sus propias Vibraciones. Ya que la Vibración no puede mentir. La personalidad, el ego, tiende a mentirse a sí mismo, con el fin de justificarse, en la complejidad, en la separación. Pero la Vibración no puede mentirles, jamás. Ella sigue, de manera irremediable y concomitante, la Verdad de la Conciencia y la Verdad del Espíritu, en ustedes.

En el tiempo que vive la Tierra y que viven, allí también, todo dependerá desde su punto de vista. Si su vida es complicada, entonces todo se volverá más complicado. Si su vida tiende a la simplicidad, entonces todo se volverá cada vez más simple. En un caso, habrá pesadez. En el otro caso, habrá evidencia y ligereza. Su vida pasará a ser como sobre carriles, guiada por el Espíritu de Verdad. En el otro caso, habrá confusión. Pero nada está fijo, recuérdenlo. Todo dependerá, en definitiva, en el momento en que vivan lo que tienen que vivir, de su capacidad para extirpar, por el Abandono, a penetrar la verdadera simplicidad, la verdadera humildad. La humildad que sólo tiene hacer de lo que eran, ayer o hay aquí hace mucho tiempo. La humildad que nada tiene que hacer, por eso, de lo que será mañana, que no previene nada ya que dado que se estableció la humildad en la simplicidad, ella sabe pertinentemente que la simplicidad proporciona todo, absolutamente a todo. En realidad, lo que vengo a decirles, es simplemente encontrar, cada vez más, a continuación, esta humildad y esta simplicidad ya que no encontrarán su propia dimensión de Corazón Unificado total hasta que hagan, de esta humildad, de su simplicidad, el motivo principal de su propia vida. Cristo es simple, es el más simple de entre todos nosotros. Y con todo, es el más potente. ¿Por qué? Porque él es un principio total de Abandono, ilustrado por su frase: “yo y el Padre somos Uno” ya que no hay diferencia, en Verdad, entre él y el Padre.

Es su turno llegar a ser la misma cosa, la misma Conciencia. No existe otro obstáculo, en adelante, más que las propias limitaciones inscritas en sus propias Creencias, en sus propios comportamientos. No viene nada, en definitiva, del exterior. Por lo tanto no hay que culpabilizar cualquier cosa. Hay exactamente que tener confianza en la Vibración, en Cristo, en tener confianza en la Vida que no es su vida de la personalidad sino la Vida Unificada. No tienen nada que aprender, no tienen nada que esperar, tienen exactamente que abrirse, aún y siempre más, a este concepto, que se volverá cada vez más importante, de humildad y simplicidad. Es su turno de elegir, de alguna manera, de establecerse dentro la Vibración del Cristo o dentro la Vibración de la persona, de la personalidad. Recuerden que Cristo no es una persona, es ante todo un estado, un estado de apertura total y de lucidez total hacia lo que es la Luz. Una lucidez total que le hizo decir: “lo que hacen a los pequeños de entre ustedes, es a mí a quien se lo hacen”. Más allá de una adhesión a un dogma y una Creencia, cualquiera que sea, hay allí una Verdad esencial que nada está separado. Sólo la mirada de la personalidad hizo creer que todo estaba separado. En definitiva, en el estado Unificado Cristo, no hay más separación. Son a la vez lo que son, son también el conjunto de sus Hermanos y sus Hermanas, el conjunto de los mundos, se convierten en el Padre, se convierten en la Fuente y, para llegar a eso, no hay ya que ser otra cosa que eso.

La personalidad quiere dirigir y conducir. El estado de Unidad, Unificado a Cristo y a la Fuente (“yo y el Padre somos Uno”), ve la vida desarrollarse según el principio de la Gracia y la Belleza, sobre el cual nada de lo que forma parte del ámbito de la Sombra o el miedo puede interferir o limitar. Tendrán todos momentos de gran lucidez con relación a lo que acabo de decir, dónde percibirán, cada vez más claramente, los momentos en que la personalidad actúa y los momentos en que el Cristo actúa. Tomarán, cada vez más con agudeza, conciencia de lo que es el estado Unificado y Crístico y de lo que implica como estado de Alegría, beatitud, facilidad, en comparación con los momentos en que la personalidad toma el frente y donde todo se volverá pesado y doloroso. Eso resultará, para cada uno de ustedes, cada vez más evidente.

En la actualidad, el Cristo les llama. La Luz les llama. Les pide ser lo que son y no lo que fueron o, por lo menos, lo que creían ser. Les pide manifestar Luz, Verdad y Cristo. Sin falsa apariencia, liberados de todo lo que no es eso, de todas estas Creencias, de todos los miedos, de todas las suposiciones y de todas las complejidades puestas en pie por el ego y la personalidad. Deben pasar a ser, todos, sin excepción, si responden, los Maestros de la Luz, los Maestros, nada más: los que sobrepasaron sus impulsos, sus lastres, sus oposiciones, sus fragmentaciones, para encontrar el Espíritu y la Verdad. El paso que permite descubrir esta Verdad y la apertura de la Boca que ha seguido, les permite, en Verdad y concretamente, realizar eso. Es su turno de ejercer su lucidez, es su turno de ser honestos con ustedes mismos y en consecuencia con el mundo. Es volviéndose honesto con ustedes mismos y con el mundo, yendo hacia la humildad y la simplicidad, que ayudarán, lo más adecuadamente posible con la Luz, la transformación de este mundo y en consecuencia la vuestra.

No busquen fecha, eso se lo dijimos: lo viven ahora. Eso no es mañana, eso no pasó, eso es ahora. Intenten de verdad vivir plenamente en el momento presente ya que sólo hay el momento presente que se manifiesten la humildad, la simplicidad y la Verdad. Cristo les acompaña. Los acompañamos todos. Les esperamos. Sólo hay una sola misión, es la misma para todos, sin excepción: volver a ser lo que son, en Verdad. Es la única misión, no hay nada más, y eso es ahora.

Aquí, mis Hermanos y mis Hermanas viviendo en un cuerpo, lo que se me pidió decirles. Permaneceremos sobre estas palabras ya que no hay, pienso, preguntas. A ustedes les corresponde hacer la evidencia de su vida, a ustedes les corresponde hacer la evidencia de su Vibración y su Conciencia. Que la Paz y la Alegría del Cristo estén en ustedes. Les doy mi Paz, ahora, y les digo, hasta otro momento. Estamos con ustedes. Estamos juntos, para la eternidad. Libres. Hasta pronto.

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