11 de abril 2011
Mi nombre es Teresa. Vengo a ustedes con el fin de hablarles de dos cosas que pueden ayudarlos a concretizar eso hacia lo que van. Dos palabras: Pequeñez y Grandeza, son seguramente la ilustración de lo que me fue dado a vivir, al comienzo del siglo pasado, en esta Tierra, y que he descrito como mi deseo más íntimo, cuando estuve encarnada.
Ese deseo no era un deseo que buscaba una promoción cualquiera de mi misma sino más hacia una convicción que yo tenía, siendo una niña, que para encontrar el Amor indescriptible, yo debía pasar por la Pequeñez, es decir hacerme tan pequeña hasta ya no existir.
Pequeña, yo no quería dejar de existir aquí, en este mundo que yo recorría, ya que yo pensaba permanentemente en el otro mundo, al que yo llamaba la verdadera Vida, en mi infancia, con lo que yo llamaba el Cristo, los Santos, el Paraíso. Entonces yo, durante mi corta encarnación, busqué, en todo momento, esta noción de Pequeñez.
Eso no era con un sentimiento de castigo cualquiera, sino que respondía verdaderamente al llamado de mi alma, a ser nada de este lado, esperando y pensando, en esa época, que yo sería muy grande y muy cerca del Cristo allá arriba, según las palabras de mi época.
Entonces, por supuesto, en la sociedad occidental, de todos los tiempos, se enseña, muy pequeño, a ser algo o alguien, a través de un reconocimiento, el que sea, de su esposo, de su esposa, de sus hijos, de sus padres, a nivel de la vida, simplemente todo, con el fin de no ser inexistente y de tener un rol, una función, un lugar. Eso nunca me pasó cuando era una niña ya que tenía esta íntima convicción de que sí yo era pequeña aquí, entonces, necesariamente, seria recibida en el Cielo, según las palabras de la época.
Así que hice todo lo posible para poner en práctica esta convicción. Efectivamente puse en obra esta noción de Pequeñez a través, por supuesto, de cosas que hoy pueden parecer, en este mundo, muy anticuadas y obsoletas: la obediencia, la obediencia a una autoridad superior, el Servicio, el don del alma, de mi misma, sin quejarme a todo aquello que me era pedido.
Muy pronto, me di cuenta de que comportándome y viviendo de esta manera, yo ya vivía interiormente un sentimiento de plenitud muy particular. No tenía palabras, entonces, para expresar lo que yo vivía, si no era a través de mi comunión con Jesús, con María, en el lenguaje de la época y que deben colocarse en el contexto de hace 100 años.
Entonces, hoy, voy a expresarme más bien con las palabras de hoy y adaptadas a la época a la cual ustedes están encarnados. Por supuesto, otras Hermanas y otros Ancianos les han expresado esta noción. Ya sea el Maestro Philippe o mi Hermana Hildegarde.
Hay, en ese misterio de Pequeñez, verdaderamente, un misterio esencial.
Es un misterio en tanto se quede a nivel de la personalidad, de la vida común y ordinaria ya que, efectivamente, quien puede imaginar, pensar o incluso soñar, que borrándose, eh bien, se penetra en un espacio de sí mismo muy particular.
Borrarse no quiere decir desaparecerse o ser humillado o humillarse uno mismo, sino que es una invitación a penetrar en la profundidad de uno mismo ya que, por supuesto, cuando ya no hay intención de ser algo en el exterior, eh bien algo, en el interior, aparece en ese momento.
Teniendo en cuenta esas palabras de mi época hoy, es a ese paso que ustedes están invitados.
Ese paso representa, de alguna manera, un principio de vasos comunicantes. No pueden acceder a la Verdad de vuestro ser, en tanto interpreten, en el exterior de ustedes mismos, un rol. Incluso si ese rol puede hacer de ustedes, algunas veces, alguien que se sacrifica por otro o por una causa. Incluso si, efectivamente, el aspecto puede ser el mismo, hay una gran diferencia entre el que esta en una noción de sacrificio, esperando una recompensa y aquel que vive realmente esa Pequeñez.
Entonces, si la palabra Pequeñez los molesta, hoy, es de una manera diferente que yo hablaría. Imaginen que esta Pequeñez, de hecho, sea una atenuación, una disminución del ego, de la personalidad, del "yo", y sobre todo, hoy, para ustedes, entonces, comienza a aparecer otra cosa: el Sí, la Grandeza. Pero esta Grandeza, ella no puede expresarse en el exterior, ella se expresa en el Interior.
De acuerdo con el principio de vasos comunicantes, si ustedes ya no son nada afuera, ustedes se convierten en todo adentro. No ser nada afuera, no quiere decir retirarse del todo. Sino remplazar ese todo con algo que no es la finalidad, es ya, de alguna manera, cambiar de objetivo, cambiar de prioridad y crear las circunstancias propicias para otra cosa.
Esta otra cosa, que es invisible, intangible, que puede parecer una Creencia, una fe ciega, está mucho más allá de eso. Ya que cuando aceptan, sin contrariedad y sin sacrificio, de no dejar que se manifieste todo lo que hace que existan los juegos en la sociedad, en las relaciones entre los seres, entonces, nacerá, en ustedes, otra cosa. Entonces, por supuesto, las palabras que emplean hoy, de Luz, de Êtreté, no tendrían cabida de ser, en mi época.
Entonces yo llamaría eso: el Cristo, María.
Muy joven, tuve la oportunidad de vivir un momento de éxtasis y ese momento único de éxtasis me llevo en mi corta encarnación ya que yo sabía que este pequeño éxtasis, que yo experimenté muy joven, era verdaderamente la solución. Entonces, todos ustedes, hoy, aquí, que viven hoy en este mundo, ustedes tienen una oportunidad extraordinaria, es que esos momento que para mí, no duraban sino el espacio de una mañana, un domingo, algunos minutos, ustedes tienen la posibilidad de reproducirlos en ustedes, cuando oran, cuando meditan, cuando se alinean y es exactamente eso que es necesario buscar, es exactamente a eso que es necesario abandonarse.
Entonces, por supuesto, esos momentos, ustedes los viven en circunstancias particulares, en vuestras oraciones, vuestras meditaciones, vuestros alineamientos y lo que es importante entender, es que incluso en la acción y en el juego de la personalidad, esos instantes deben quedar grabados en ustedes.
Ya que si ustedes graban vuestra Conciencia que se mantiene en lo que han vivido en ese espacio particular de ustedes mismos, ustedes van a recrear ese estado, en otro momento. Ya que ese espacio que ustedes han experimentado, en un momento preciso, puede completamente manifestarse en los momentos cuando ustedes efectúen otra cosa que ese momento de alineación.
Al recordar y al revivir, de algún modo, lo que han vislumbrado o experimentado más o menos intensamente en vuestros momentos Interiores, ustedes van a poder manifestar en el exterior eso y, en ese momento, sucederá un proceso particular: cuanto más lleven a cabo eso que tienen todavía que concluir, por vuestras obligaciones, vuestros roles que para algunos persisten, ustedes pensarán más en ese momento, este será capaz de aparecer en vuestras actividades exteriores con mucha más facilidad que en mi tiempo.
Si ustedes adoptan esta conducta, ustedes van a percibir, muy rápidamente, que vuestros momentos exteriores podrán ser vividos de manera idéntica a lo que habían vivido, en otro momento, cuando ustedes estaban dirigidos hacia ustedes mismos.
La otra consecuencia, innegable, es que cuando están en una actividad, la que sea, exterior, ustedes rememoran tener el recuerdo de la Luz, de la Vibración que recorrían, entonces ustedes podrán manifestar de nuevo esta Vibración y sobre todo, hagan lo que hagan, la personalidad no podrá hacerse invasora.
Es así que se instala la Pequeñez.
Ella no se instala con la humildad que ustedes decidirán, así, de un día para el otro, de convertirse en humilde. Ya que hay un riesgo, es que el mismo ego se apodere de esta humildad para hacer, de alguna manera, un hacer valer, más que un estado Interior. Al contrario, si ustedes toman como hábito, incluso en los gestos o en las acciones más simples de la vida ordinaria, como mirar a otro, como intercambiar algunas palabras, si ustedes rememoran esta Luz, este estado, esta Vibración, según lo que ustedes han vivido, esta Alegría, entonces ese momento se llenará de ese estado.
Eso se llama, yo creo, en diferentes enseñanzas, el principio de la Atención ya que, allá adonde los lleve vuestra Atención, vuestra Conciencia se manifiesta.
Entonces, ustedes ven, no es cuestión de pasar 24 horas sobre 24 pensando en el alineamiento sino en vivir en ese estado particular, incluso cuando están en una acción exterior, en un quehacer ordinario. Ya que es realmente esta Atención que llevará la vivencia real de la Humildad, de la Simplicidad y de la Pequeñez.
En este caso, no son ustedes quienes deciden ser humilde y sencillo, eso se establece, de alguna manera, en sí mismo. Desde que hay, la comprehensión de ese mecanismo de la Conciencia en el que ustedes están, incluso en una actividad exterior, conscientes de esos momentos que han vivido antes y constatarán rápidamente que ese momento o esos momentos se instalarán, primero cuando lo piensen y luego, rápidamente, en un segundo tiempo, percibirán los momentos en que saldrán de ese estado de Pequeñez y de Alegría.
Ya que paradójicamente, es la Pequeñez que confiere Alegría, ya que la Alegría existe en el Interior, ante todo, cuando contactan vuestro Corazón.
Y entonces, incluso si ustedes hacen una tarea que no les satisface a nivel de vuestra personalidad, algo que les parece inútil o frívolo, es sobre todo en esos momentos que deben pensar a lo que han vivido en los momentos Interiores, con el fin de que eso que les aparece frívolo e inútil pueda llenarse de eso que ustedes habían vivido en un estado de plenitud. Y por otro lado, cuando viven vuestro alineamiento, ya sea en la tarde o en otros momentos, ustedes ya no están en el exterior, ustedes renuncian, de alguna manera, de manera efímera, a vuestros roles, a vuestras actividades, para penetrar en el Interior de ustedes mismos.
Es en esos momentos de alineamiento que descubrirán , de alguna manera la grandeza que hay en ustedes: ese aliento, ese calor, esa fusión, esa comunión, poco importan las palabras que empleen sino un estado diferente de lo que constituye, en general, el cotidiano del ser humano en todas sus actividades cotidianas.
Si ustedes fuesen capaces de rememorar esos instantes lavando un piso, planchando, realizando algo que los molesta, entonces, rápidamente, se darán cuenta de que la contrariedad misma desaparece y que ustedes efectúan esa tarea poco a poco con una Alegría y finalmente, rápidamente, podrían darse cuenta que cada tarea puede ser llenada de la misma gracia y de la misma Alegría. Ya que no están identificados, incluso haciéndolo, a esa tarea, a esa acción, ustedes están plenamente conscientes que ustedes efectúan algo que antes no les gustaba, que ahora se lleva a cabos de manera diferente, ya que ustedes han reconectando, en ustedes, un momento de gracia que se puede manifestar en algo que, antes, podía parecer odioso.
Es así que se pasa de la Pequeñez a la Grandeza.
La Humildad, la Simplicidad, del cual ya he hablado, hace poco tiempo, es una vigilancia, pero no es necesario que sea una vigilancia del ego, en esos momentos que ustedes viven, donde la intensidad de la Luz, de la Verdad son muy fuertes.
Es necesario, de alguna manera, verdaderamente pasar de ese estado de Pequeñez a ese estado de Grandeza. Entonces, en ese momento, independientemente de la Pequeñez de la tarea que deben efectuar, independientemente de la Pequeñez de la acción adoptada, ustedes descubrirán la Grandeza que, ella, es Interior y no exterior.
Eso podrá también evitar un engrandecimiento y un aumento de la personalidad que se cree y que cree que si ella lleva a cabo tal acción, ella podrá encontrar tal recompensa. Como yo espero que ustedes lo han comprendido, hoy, la única recompensa viene de la Luz y de ustedes mismos, pero de ustedes mismos más allá de la simple apariencia de vuestro rol o de vuestra función.
Los mecanismos que se ponen en marcha ahora y ya presentes desde hace algún tiempo en la Tierra, les permitirán rápidamente realizar eso. Es la característica del momento que viven, es que todo es muy rápido, en un sentido como en el otro.
Entonces yo les afirmo que es suficiente aprovechar la calidad y la rapidez de lo que está allí para manifestar ese paso. Cristo había dicho: "Aquellos que quieran elevarse serán descendidos y los que se desciendan serán elevados". Eso no tenía nada que ver con ninguna historia moral, es exactamente de ese proceso del cual
Él hablaba, que está ilustrado hoy, a través de lo que les han enseñado algunas de mis Hermanas y algunos de los Ancianos, con la última Inversión y la última inversión del Triángulo situado en vuestra frente, que le permite a ese ego, a ese fuego del ego, a esa personalidad, de transmutarse, de invertirse y de dejar aparecer, entonces, el Fuego del Corazón o del Espíritu, Don del Sí a sí mismo, esa Pequeñez que, de hecho, es una Grandeza.
Esa Pequeñez en esa Dimensión, en la que ustedes están, cuando ella es vivida, confiere la más grande de las recompensas, que no fue sin embargo buscada como tal pero que se instala desde que ese cambio, esa inversión de la Energía situada a ese nivel de esa Conciencia es efectuada.
Recuerden que no es necesario pensar en la humildad o en la simplicidad únicamente en esos términos y en su definición. Sino que es recordándose de vuestros estados de alineación, vuestros estados de Paz, incluso si ellos fueron lo más fugaces que han vivido en esos momentos de alineación, que ya hayan recorrido los caminos de la Gracia y de la Alegría Interior o que ustedes simplemente se hayan rozado, o acercado a ciertos estados, eso no confiere ninguna diferencia a la Conciencia.
Ya que si ustedes son capaces de rememorar ese instante, y sobre todo en las cosas más simples y yo diría las menos agradables de vuestras actividades cotidianas, entonces ustedes constatarán rápidamente que ustedes encontrarán, de manera amplificada, ese estado Interior ya que probarán a ustedes mismos y a vuestra propia Conciencia que ustedes han hecho la Inversión ilustrada en las palabras del Cristo.
Es exactamente de eso que Él hablaba, es exactamente eso de lo cual hablaba también el Maestro Philippe de Lyon y eso corresponde a la completa Verdad.
En efecto, la tendencia, como ustedes lo saben, de la personalidad, es siempre esa fragmentación, esa apropiación, esa necesidad de tomar permanentemente, ya eso sea del conocimiento, que eso sea de la ciencia.
Entonces, eso permitirá invertir vuestra propia personalidad y de poner, en un primer tiempo, al servicio de algo mucho más grande. Entonces, poco a poco, esa pequeñez se instalará ella misma, ya que una vez más, no es la negación de lo que ustedes son, sino que consiste, simplemente, en colocar la personalidad y las acciones exteriores, cualquiera ellas sean, en su lugar adecuado, acercándolos entonces, poco a poco de lo que los orientales les gusta llamar la Ilusión o el Maya de esta Dimensión.
Entonces por supuesto, la época que ustedes viven es muy particular, ya que ella ve, de una manera general y colectiva, el final de este Maya, de esta Ilusión. Pero recuerden lo que les han dicho los Ancianos y los Arcángeles: "Ustedes irán exclusivamente adonde vuestra Vibración los lleve" y no vuestras Creencias sobre ustedes mismos y no un éxito material, afectivo, o el que sea.
Todo dependerá exclusivamente de vuestra Vibración, todo dependerá exclusivamente de lo que ustedes hayan alcanzado y tocado en este mismo mundo.
Entonces, por supuesto, algunos seres viven estados muy cercanos de la Luz en el momento de sus alineamientos y luego, desde que salen de esos estados, entonces ellos realizan su trabajo y la personalidad se hace cargo, para realizar, como si nada hubiese pasado, las actividades ordinarias y usuales, dejando entonces a la personalidad, la posibilidad de retomar su lugar, de alejarlos de la Pequeñez. Allí está una de las trampas de lo que es llamada la personalidad o el ego, que debe ser superado y que es completamente superable por lo que yo acabo de decirles.
Es muy sencillo. No hay necesidad de, incluso si eso corresponde a puntos de energía particular, de ocuparse de eso. Debido a lo que se realiza actualmente en la Tierra, en vuestra Dimensión, ustedes se darán cuenta, muchos de ustedes, que todo sucede muy rápido, que vuestros pensamientos de materializan rápidamente, que crear algo en vuestras vidas se vuelve cada vez más rápido, como si ustedes se hubiesen convertido efectivamente en creadores de vuestra propia realidad, en cada instante, y es exactamente eso. Es precisamente esa aceleración que les permite realizar rápidamente lo que yo acabo de mencionar.
Así que recuerden que hacer un trabajo de Servicio por la Tierra, es extraordinario, es por otro lado esencial pero ustedes, ¿cuando ustedes darán servicio?
Ustedes dan servicio, por supuesto, trabajando al servicio del colectivo pero es necesario también ser capaz de servirse uno mismo, más allá de la personalidad y lo que yo les mencioné es sin duda, hoy, por el hecho de esa rapidez, el medio más directo para llegar al Sí e instalar en ustedes la permanencia de un estado de Alegría, de Paz, de Serenidad, donde podrá manifestarse, en el seno de vuestra Pequeñez, vuestra Grandeza.
Eso era lo que yo tenía que decirles, era muy sencillo.
Entonces, si con relación a eso, y exclusivamente con relación a eso, ustedes tienen necesidad de otros elementos, y si yo puedo darselos, yo se los doy con placer.
No tenemos preguntas. le agradecemos.
Entonces, mis Hermanos y Hermanas, mis amigos, yo les transmito todo mi Amor. Lo que ustedes viven, lo que vivirán, es algo maravilloso. Muchas almas desearían vivir eso que ustedes viven, en un cuerpo. Esa revolución, esa revelación extraordinaria de la Luz es un momento de gran Gracia, es único. Por supuesto, más allá de lo que fue anunciado, de la liberación del encierro de esta Ilusión, la experiencia de vuestro Espíritu, en este momento, es única.
Entonces, aprovechen esta oportunidad única con todo el Corazón, de frente.
Vayan hacia lo que son, en completa serenidad, no tienen nada que perder ya que, de todas maneras, en este mundo y en esta Ilusión, todo está perdido.
Tienen todo para ganar.
Yo les digo, hasta ahora, ya que yo acompañaré, con ustedes y en ustedes, vuestro alineamiento y yo espero simplemente que ustedes se recuerden de estas frases de quien fue llamada la pequeña Teresa, ya que ustedes tienen una palanca extraordinaria, para acelerar lo que se acelera ya.
Yo les digo, hasta ahora.
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