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miércoles, 24 de enero de 2018

MAESTRO DJWAL KULL (EL TIBETANO) LOS DISCÍPULOS ACUARIANOS EN EL CAMINO DE LA LUZ PARTE I




MAESTRO DJWAL KULL (EL TIBETANO) LOS DISCÍPULOS ACUARIANOS EN EL CAMINO DE LA LUZ PARTE I



Canalizado por Lourdes Rosa
Traducido por Patricia Gambetta





¡Que la Luz del amor divino universal esté con vosotros!
Los discípulos conscientes en el camino que están trabajando en el plano físico, en gran mayoría, tuvieron una cierta preparación en vidas anteriores para la etapa que hoy vive la humanidad.



Toda la historia de la humanidad está siendo movida por energías nuevas, energías acuarianas, que tienen la intención de diluir las energías más densas, las energías de mayor violencia, las energías que de hecho pesan y siempre pesaron en el curso de la evolución. Todo lo que la humanidad está hoy poniendo a la vista de todos, todo lo que está siendo manifestado es el resultado de muchas energías antiguas, no actuales.


Todo lo que estáis viendo, todo lo que vuestra conciencia está constatando es muy, muy antiguo, dentro del seno de la humanidad. La diferencia es que durante muchos siglos y eras la humanidad estaba inconsciente de estas manifestaciones. Y aunque inconscientemente multiplicara esas energías desfavorables a la evolución, gran parte de la humanidad no tenía conciencia de estar copiando estos modelos de poder, de manipulación y de destrucción. Entonces, hoy tenemos una humanidad que está buscando un nuevo orden; este nuevo orden es mundial en todas las naciones. En todo el planeta hay una búsqueda de un nuevo orden.



A partir de lo que se está exteriorizando y manifestado a los ojos de todos es que nacerán posibilidades para implantar nuevas acciones que puedan favorecer a todos y llevar a todas las almas a alcanzar otros parámetros.



Para que quede más claro para todos, hablando principalmente del Occidente, la vida en Occidente quedó esclava de los medios capitalistas, quedó esclava de instituciones políticas, religiosas; se perdió en sus principios, buscando un bienestar que se traducía en obtener, consumir más, adquirir más bienes, adquirir cosas, status, poder, etc. Entonces, Occidente movía muchas energías de un poder manipulador y cercador y con él la corrupción. Esto involucró y arrastró a las instituciones religiosas, políticas, económicas, sociales a que intensifiquen juegos de poder y crearon una gran fantasía en torno a esto. No contribuyeron construyendo un camino real, una experiencia real.



Y ahí, no sólo el Occidente, sino también en el Oriente, volviéndose hacia un bienestar, y no hacia un buen vivir, destruyó la naturaleza, tomó para sí lo que era de la Tierra, que era del planeta, desertificando la Tierra, destruyendo sus recursos. Entonces, creó un vacío en las relaciones, en los grupos, en los diálogos entre las naciones. Incluso entre las naciones, los diálogos, los acuerdos, no estaban visando el bien general de la humanidad, ni el bien del planeta; aunque fueran acuerdos que eran aplaudidos, estaban buscando beneficiar aún pequeño grupo y no a todos, y no a las poblaciones.




Obviamente, hay muchos dentro de las naciones que son conscientes, responsables y que luchan por una acción mucho más humana, porque la humanidad ha olvidado ser humana; olvidó su humanidad y cuando todos esos valores artificiales se agotaron al punto límite, hay una carrera, una búsqueda de lo que pudiera alimentar de hecho a la vida que pulsa dentro; donde las personas buscarán la espiritualidad, buscarán la meditación, y continuarán buscando, con una necesidad de realización, una realización verdadera.




La realidad actual en la humanidad es un reflejo de todo lo que fue generado antes; son muchas energías que están dentro de una gran ebullición, dentro y fuera de cada ser humano.



Hay una globalización que, al mismo tiempo, tiene sus puntos positivos y sus puntos negativos. Los puntos negativos, como acabo de hablar, es todo lo que se ha diseminado en todas las naciones en términos de poder, corrupción, etc. La globalización expuso esto y ayudó a aumentar. Al mismo tiempo, la globalización hizo que cada ser humano se sintiera en comunicación con cualquier otro ser humano, en cualquier parte del planeta, que hizo que – ese es el punto positivo de la globalización – cada uno se viera como parte de esa familia (Humanidad) y consciente de que todo lo que sucede en cualquiera de las partes del planeta, en cualquier pequeño trecho de esa humanidad, repercute en la vida de todos.




Estos son los factores positivos de la globalización y la modernidad trae facilidades que han proporcionado aún más la conexión de muchos seres humanos con otros seres humanos en varias partes del mundo. Esto es positivo, eso es parte de una acción acuariana. Pero, respecto a la globalización, todo lo que sirve para expandir los medios de fanatismo, de terrorismo, de guerra, todos los medios que son utilizados por la globalización para destruir, para consumir recursos del planeta, obviamente que no es y nunca será parte de una acción acuariana.




Estamos en un momento en que la humanidad necesita preservar lo que es positivo en esta acción de globalización y necesita aprender a transformar los aspectos negativos de esta globalización dando la oportunidad para que muchos hablen en nombre del amor, de la fraternidad, de la solidaridad y de la justicia dando más voz a una acción humanizada para que la globalización sirva a las necesidades de igualdad, libertad, fraternidad y solidaridad.




Esto es importante hablar porque es tan ordinario que esos aspectos de la globalización oscilen entre el bien y el mal que la mayoría de la gente no percibe que están siendo arrastradas por aquellas energías que no están a favor de la humanidad y de la Tierra. Se dejan contaminar, se dejan envolver por energías que separan, que dividen, que destruyen; no consiguen separar la paja del trigo, no logran apreciar los valores humanitarios, los valores que preservan y que cultivan la justicia, la fraternidad, la humanidad en sí.




Hay una gran ebullición de fuerzas, de energías, por la cual la humanidad tiene que pasar, tiene que depurar todo eso; tiene que transformar las energías para que haya más espacio para todos conquistar sus verdaderas vidas de vuelta, sus logros y para que consigan el poder de conexión con todas las almas, no sólo a través de internet. Hablamos del poder de conexión real entre las almas.




La humanidad se pierde en medio de estas energías que se mezclan: una hora hay un aspecto positivo de esa globalización, otra hora hay un aspecto negativo y ahí es que está la acción de aquellos que están encarnados y que en otras vidas pasadas se han preparado para estar encarnados en este momento, en esta exacta etapa en que la humanidad atraviesa un período de gran desorden para restaurar el orden y conquistar un nuevo orden mundial.



El papel de los discípulos que son conscientes es trabajar para que lleguen a todas las almas las fuerzas de unión, las fuerzas amorosas, las fuerzas de paz, todas las fuerzas de la Creación que pueden ser transmitidas desde todas las almas. Todas las almas, con sus recursos, sus instrumentos, tienen condiciones de auxiliar a la humanidad.



Dentro de esa situación, todos aquellos que son discípulos, que son conscientes, que están trabajando espiritualmente, empiezan a sentir una cierta urgencia en realizar algo, en hacer algo. Y como el discípulo es discípulo porque tiene un Maestro, es primordial que cada discípulo tenga cada vez más oportunidades de estar con su Maestro para retomar su verdadera unidad interna, la que cada discípulo toma de vuelta para sí en la medida en que se sumerge en la experiencia con el Maestro y que a través del Maestro tiene una conexión mayor con otros seres de su unidad.




Todas las almas están envueltas por una unidad de fuerzas, una unidad de seres. Seres de fuentes diferentes a veces, de líneas diferentes también pero que componen una unidad, porque a través de esa unidad espiritual el discípulo comienza a tomar conciencia:


de que necesita vivir este mundo como un alma consciente;

de que su trabajo con su alma, el buceo en su universo interior, en la luz de su alma es imprescindible para que siga dando sus pasos en el camino;

de que para atender las necesidades de la humanidad hay que vivir en conexión con la Unidad Interna Espiritual. Es a través de ella que cada alma puede tomar para sí una parte de las fuerzas originarias de una unidad grupal.




Las almas que están encarnadas componen unidades en varios niveles. Entonces vuestras unidades internas os conectan a otras unidades de almas y estas unidades están dentro de otras unidades de almas y espíritus. Por lo tanto, sólo a partir de la experiencia interna del discípulo de bucear en su unidad interna es que consigue sentirse un canal: un canal de las fuerzas de la Creación, un canal de la luz de su alma, de la luz de su Maestro, un canal de las Energías Crísticas, un canal de las fuerzas que la humanidad necesita. Con esta conciencia, el discípulo no puede – de ninguna manera – descuidarse del trabajo espiritual individual y grupal; no puede dejar que el trabajo grupal pierda su fuerza, no puede permitir que nada suceda a las bases materiales y físicas donde están asentados los grupos que trabajan en conjunto.




Así que la responsabilidad de un discípulo nace de su propia conciencia porque él sabe que está en el mundo con una oportunidad de traer -como nunca antes, mucho más condiciones espirituales a la humanidad para ayudarla a restaurar la Orden Espiritual.



 Maestro Djwal Kull (El Tibetano)




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