Canalizado por: Jean Luc Ayoun - Traducción: Hedyn
Núñez
TERESA DE LISIEUX
15 de Octubre de 2012
15 de Octubre de 2012
Soy Teresa. Hermanas y hermanos encarnados
aquí y en otros lugares, permítanme, en primer lugar, establecer mi Presencia
en vuestro canal, para vivir un momento de Comunión previo a lo que tengo que
decirles, como estrella, esta noche. Los invito a vivir juntos este Espacio.
... Compartiendo el regalo de la Gracia...
Lo que vengo a expresar entre ustedes (más allá de mi Presencia y de mis
palabras), es una continuación lógica de lo que te he dicho, así como las
palabras que expresé, cuando recorrí este Tierra, siendo niña y joven. Esto se
aplica, por supuesto, a la Humildad, la Simplicidad y la Profundidad. Y se
aplica, en particular, al paso Efímero de la vida (aquí en la Tierra), hacia la
Vida Eterna: que es posible lograr estando en lo efímero de este cuerpo. Voy,
hablando desde mi experiencia, a ubicarlo, por medio de mis palabras, en el
contexto particular que viven en la Tierra, actualmente. Pasar de lo Efímero a
lo Eterno, es supuesto vuestro objetivo, si están ahí, si me leen y me
escuchan. Todos sabemos, cuando nacemos en esta Tierra (sean cuales sean
nuestras creencias, nuestras experiencias, nuestro medio, nuestro país, nuestra
cultura), que esta vida en que nacemos, un día termina. Todos sabemos que hemos
nacido en este Efímero. Por supuesto, algunas Hermanas, y Hermanos se contentan
con vivir sus vidas sin hacerse preguntas, sobre alguna Luz. Esta vida, por
otra parte, puede ser tan armoniosa, y plena, como la de algunos Seres que se
inclinan hacia lo Eterno.
Pero todos, sin excepción, independientemente de nuestras creencias y nuestras
vivencias, nos hemos planteado esta pregunta en algún momento. Esta
interrogación, se manifestó en mí y la viví muy joven. Algunos de nosotros
vivimos esta interrogación, a veces con angustia, preguntándonos qué podrá
haber del otro lado del Velo. Otros hermanos y hermanas, desde hace años en la
Tierra, han traído a ustedes, esta experiencia desde más allá del Velo. Ellos
salieron fuera de su cuerpo y accedieron a algo, que parecía infinitamente más
viviente, más Vibrante e infinitamente más pleno de Amor, que lo que algún
cuerpo pueda conocer. Por supuesto, leer estos testimonios, escuchar mis
palabras, nunca podrá reemplazar vuestra propia experiencia, y vuestra
vivencia. Mis palabras están destinadas a atraer vuestra atención, sobre el
nivel de Profundidad, de Humildad y de Simplicidad ahí dónde ustedes están. Se
ha dicho que hay muchas Moradas en la Casa del Padre. Que existen múltiples
dimensiones y universos múltiples, y muchas formas de vida. Que la conciencia
es compleja y que nosotros, en la Tierra, cuando nacemos, no sabemos lo que éramos
antes y no sabemos tampoco, que seremos después. No podemos fiarnos, hasta el
momento que hacemos la experiencia, que de los escritos, las historias, y de
adherir, de creer o no. Más allá de la creencia, tuve la oportunidad de vivir,
muy joven, desde el momento en que ésta interrogación se manifestó, en mi, de
inclinarme (espontáneamente, por mis medios), hacia la vida de Cristo, la vida
de María, como se relata en los Evangelios, sin hacer ninguna pregunta acerca
de la verdad.
Con estas preguntas de niña y chica joven, en algún momento, lo que yo llamo la
Fe y la Simplicidad de la Humildad, me mostraron la realidad de la Eternidad.
No como un objetivo, si bien efectivamente, muy pronto pude decir que: "yo
pasaría mi Cielo haciendo bien en la Tierra." Más allá de eso, lo que
viví, provocó en mí, siendo muy joven (más allá de todos los encuentros que
ustedes viven en la actualidad), el sentimiento profundo de que había sólo una
solución en esta vida, en la que aparecemos un día y de la cual un día nos
despedimos definitivamente: se trataba, en efecto, de inclinarme hacia el Amor.
Inclinarme hacia lo que llamamos un Salvador, no como alguien que me salvaría,
sino más bien, como modelo de un camino a seguir, una imitación, para estar más
cerca de lo prometido, como el Reino de los Cielos. Fue un click, que se
hizo en mí, y ese click alegró mi alma. Lo expresé con palabras de niña,
pero esta alegría continuó a lo largo de mi vida. Cualquiera que fueran los
sufrimientos de mi enfermedad, incluso la dureza que yo podía vivir en el
Carmelo, nunca se alejó de mí, esta certeza, que no era una creencia, sino que
fue el resultado de la Fe y de la Humildad. Confiando en mi Amor y lo que yo
Era en ese Efímero cuerpo en el que vivía, encontré fidelidad, y una nueva facilidad,
sin importar lo que le pasó a mi cuerpo (tal vez ustedes lo saben), sin
importar la enfermedad y la languidez que me debilitaba. En ningún momento, el
sufrimiento del cuerpo, las intimidaciones experimentadas, el sentimiento de
carencia de nada, apareció en mi vida.
Lo que yo realicé, todos pueden alcanzarlo, más allá de los títulos y las
funciones que me fueron atribuidas por las autoridades temporales. Cada uno de
ustedes tiene la misma capacidad, ya lo he explicado. Para ello, debemos volver
a ser como un Niño, hacerse Humildes y Simples, considerase como ignorante y
considerar, como una Verdad esencial, que todo conocimiento que puedan obtener
en este mundo en el que nos encarnamos, no puede darles una representación o
imagen de lo que se llama el Más allá, o las esferas eternas. De allí nacen las
creencias, nacen las carencias y el sentimiento de estar incompleto. De ahí
surgen todas las búsquedas e investigaciones que llevarán a la mayor parte de
los Hermanos y Hermanas a experimentar adhesiones, no importa cuales, para
encontrar (en el mundo de las causas) sentidos, significados y explicaciones.
El Camino de la Infancia y de la Humildad es exactamente lo contrario. No es la
búsqueda de sentido, ni significación o alguna justificación. Es estar más allá
de lo Efímero, estando en un cuerpo Efímero. Posesionados en vuestra propia
Eternidad. Y todos tenemos la misma Eternidad. Y todos sentimos que hay que
buscar y encontrar algo. Eso me parecía extremadamente difícil. Incluso las
enseñanzas de la Iglesia (más allá de los Evangelios), me parecían difíciles,
me parecían complicadas. Así que decidí muy joven, hacerlo, a lo más Simple. Y
es precisamente esta decisión de hacerlo, a lo más Simple, en la más completa
Humildad por el hecho de no Ser Nada, que se me manifestó la Verdad indecible.
Esto ocurrió muy temprano, incluso antes de que se manifestaran los primeros
signos de MARÍA o mi primer éxtasis (que ahora puedo llamar así), aunque a esa
edad yo no podía entenderlo (frente a un elemento religioso, en una catedral).
Pero, más allá de eso, ustedes tienen hoy, una oportunidad increíble: que
estamos a vuestro lado, estamos mucho más cerca de lo que yo pude vivir con
Cristo o con María. Es ese click que cambia todo, y que corresponde a
ustedes obtenerlo. Pero para eso, realmente deben ser Humildes. Ser Humilde y
Sencillo, es sobre todo confiar en lo que llamé la Divina Providencia, tener
confianza en la Gracia, para ubicarse en la Gracia. Ustedes no pueden, reclamar
la Gracia e instalarse en ella y en la Paz, y al mismo tiempo luchar contra
algo o alguien. Sólo la Humildad y la Simplicidad pueden superar este
antagonismo permanente, este sufrimiento presente en la vida encarnada, que
todos conocemos, en algún momento. Mientras crean que pueden por sí mismos,
salir de las dificultades de la vida (lo cual es loable para lo Efímero),
fracasarán un día u otro, con el encuentro de vuestro propio fin y por los
obstáculos inherentes a toda lucha, y con todo lo que se puedan construir a
fuerza de vuestro puño, o incluso de vuestro corazón. Así, cuando ustedes
decidan, dejar a la Gracia expresarse en ustedes, ya no decidirán nada: eso no
quiere decir que no harán nada, sino que han decidido no ser Nada,
permaneciendo en esta famosa Pequeñez, de la que he hablado. Y es precisamente
en esta Pequeñez, que se descubre Todo el Amor del Cristo, el Amor del
Principio Solar y sobre todo de la Eternidad. La Eternidad no se encuentra
huyendo de lo Efímero. La Eternidad no puede encontrarse negando la Vida,
incluso en las condiciones de sufrimiento o dificultad que todos puedan
conocer, como todos hemos conocido. Es de hecho, en el tiempo, en que cesan de
resistir, cuando entienden que hay cosas mucho más vastas que el cuerpo que
habitan, en esta vida que experimentan, que se revela a ustedes la Luz y el
Amor. El Cristo fue mi modelo. El representó un arquetipo, un propósito, una
meta, no como quien va a venir a tomar mi alma y evitarme el sufrimiento, sino
mucho más, fue un principio de Luz, ese Principio que ustedes denominan hoy,
Fuente o Absoluto, y que permite desaparecer para convertirse en eso. Por
supuesto, que en ese tiempo hablábamos de Desposar al Cristo. Actualmente,
ustedes tienen Dobles y encuentros con nosotros. Dense cuenta (ya tuve la
oportunidad de decirles, y lo repito esta noche), que tuve un sólo un encuentro
con María. Ustedes lo viven cada día, en las noches, en vuestras Comuniones, en
vuestras Alineaciones. Y tienen la oportunidad de ver y experimentar lo que
está a vuestro alrededor, lo que los rodea, es decir, Nosotros, del Más allá,
que estamos ahí.
Por supuesto, que en lo Efímero, hay siempre, en este cuerpo y en esta vida que
vivimos en la Tierra, la necesidad de saber, que permanecerá infinita, porque
esa necesidad de conocimiento no tiene fin: es una búsqueda que nunca termina.
Mientras que en la Pequeñez, en la Humildad, la Simplicidad, la Vía de la
Infancia, todo es Luminoso, y todo se vuelve Transparente. Ustedes permanecen
en este cuerpo, sin embargo, ya están en el Cielo, en el Paraíso, y eso es
suficiente para eliminar todas las angustias. Eso es suficiente para hacer
desaparecer todos los sufrimientos, los que sean, en relación a lo que es
Efímero. El sufrimiento proviene sólo de lo Efímero, sólo proviene de la
desaparición, de la carencia y de la pérdida que todos hemos conocido, ya sea
por uno de nuestros padres, uno de nuestros hijos, un pariente, o por una
situación. Debido a que el mundo nos confronta con nuestra propia debilidad,
nuestra propia incompletud e insuficiencia. Entonces, si aceptan, no
someterse a cualquier cosa, y de aceptar que las leyes de este mundo, en el que
ponemos nuestros pies, no tienen nada que ver con las leyes de la Eternidad
(porque si estas leyes fueran las mismas, no habría Efímero), ya que lo Efímero
se convertiría en Eternidad inmediatamente. Está claro que las leyes de este
mundo no son las leyes de la Verdadera Vida, del más allá, como yo dacia.
"Hacer el Cielo en la Tierra" no es sólo trabajar en el sentido de lo
prescrito por una religión, o dictados por el principio del Amor: es mucho más,
es aceptar la evidencia. Esta aceptación es lo más difícil porque la Humildad,
la Simplicidad, el Camino de la Infancia parece privarlos, en un primer
momento, de los medios de acción y de vuestras posibilidades de vida,
precisamente en este mundo.
Pero, como muchas Hermanas les han dicho: ¿Cuál es vuestra prioridad? ¿Es qué
vuestra prioridad es prolongar lo Efímero, en condiciones más adecuadas, más
fáciles, evitando o evadiendo las penas y los placeres de este mundo? ¿O se
trata de ver, dentro de este cuerpo que habitan y en esta vida, que hay algo
profundo que está ahí y que siempre ha estado ahí? Es la revelación de la
Presencia Eterna que confiere la Alegría, la Paz y lo más importante; les
permite vivir la vida que tienen que vivir, sin hacerse la más mínima pregunta.
Porque saben, justamente en ese momento, que ustedes son Eternos y que lo que
afecta a lo Efímero, no puede afectar de modo alguno lo que Son en la
Eternidad, en el Reino de los Cielo. Esto los libera de un gran peso, porque
hasta el momento en que luchamos por llevar bien nuestra vida, o hasta que
consideramos que la vida es una lucha y sufrimiento (lo que en realidad, a
menudo es el caso), no hay lugar para la felicidad. La felicidad no es de este
mundo, si bien, ella está en la profundad de ustedes.
Todos nosotros somos eternos y la Eternidad no tiene nada que ver con lo
Efímero. Yo entendí (pero entonces, no podía expresar estas palabras, como lo
hago ahora), que desde el momento en que nos confiamos a la Luz, y aceptamos
que no somos estrictamente Nada, en este cuerpo, entonces la Verdad se revela.
La Verdad no es una creencia en Dios, o la fe en una Iglesia u otra. La Verdad
Es, de hecho, vuestra Eternidad, y ésta puede ser reflejada por Transparencia,
por Humildad, por Simplicidad a través del Camino de la Infancia, en esta vida,
de manera instantánea. Sobre todo, en estos tiempos que viven, tienen realmente
la oportunidad (a través de nuestras Comuniones, y nuestros Contactos), de
darse cuenta, que hay algo mucho más ligero, más alegre y diferente de lo que
puedan haber conocido, de alegrías y sufrimientos de cada Hermano y Hermana
encarnados. La Liberación, está ahí. No es para escapar de este mundo, incluso
si éste vive una transformación importante. Ni para huir de alguna
responsabilidad. Si no de aceptar que la Gracia, la Divina Providencia guíe
nuestros pasos con más seguridad, y más eficacia. Y tan pronto como eso se
realiza, entonces, como por milagro (y lo es), el sufrimiento desaparece.
Ustedes ya no reaccionan más a las emociones. No responden más a lo que parece
injusto, sino que ponen vuestra confianza total, en lo que ustedes Son más allá
de la apariencia.
Desde luego, hoy en día, las palabras son un poco diferentes: se habla de Maya,
de la ilusión, se habla de chakras, pero sepan que hay en cada uno de nosotros,
cuando estamos en la Tierra, un lugar que es el centro del Corazón, donde están
todas las respuestas, y todas las evidencias. Y para eso, debemos aceptar esta
Humildad y esta Sencillez. Es decir, aceptar que cualquier cosa que entiendan
de este mundo en el que están (incluso si conocen el funcionamiento más sutil,
y la mecánica del alma), o con un conocimiento más importante e intenso, que
hayan recibido, que en mi época, cuando yo estaba encarnada, y sin embargo,
¿eso los satisface? ¿El hecho de saber todo lo que saben, les hace encontrar la
Libertad y la Liberación? En ningún caso. Por el contrario, diría yo, acentúa
la sensación de que algo acecha, e incluso la sensación de carencia. Al
principio, cualquier búsqueda de sentido, los llevará a aprovechar el
conocimiento disponible y accesible. Sin embargo, todo el conocimiento que
puedan contar en vuestra vida, no les dará ninguna información sobre lo que es
la otra, y sobre lo que es el más allá. Reflexionen dos segundos: ¿es qué el
conocimiento, saber que es la astrología, conocer la adivinación, tales
conocimientos, son medios para ser feliz? Esto los asegura, y les da durante un
tiempo, la sensación de dominio sobre vuestra vida, y control sobre vuestro
destino. ¿Esto los informa acerca de la vida futura? ¿Esto les dice algo acerca
de la eternidad? No. Todo este conocimiento sólo se relaciona con este mundo.
Desde luego, existe, una capacidad del espíritu humano a través del simbolismo
para conectar las cosas y creen, que porque se ha dicho que "lo que está
arriba es como lo que está abajo "si ustedes conocen lo que está abajo,
conocen lo que está arriba. Esto es totalmente falso. Sólo, abandonando toda
pretensión de conocimiento, justamente, volviendo a ser como un niño (es decir:
estando en el Aquí y Ahora, en estos famosos momentos presentes que no dependen
de las circunstancias, de ningún conocimiento con anterioridad, ni de nada, es
que encontraran la Paz y la Libertad.
Como lo han dicho mis hermanas Estrellas: la Morada de Paz Suprema no depende
de ninguna circunstancia, ni de ningún conocimiento. No hay elemento que
favorezca, si no es, de volver a ser como un niño de "mantenerse
Tranquilo", de reconocer que no somos Nada, cuando estamos en lo Efímero,
y sin embargo, somos Eternos. Sí esta eternidad no pertenece a lo Efímero,
¿dónde está? Ella está en el Amor. Pero no en el Amor como nos gustaría. No está
en el Amor ideal que buscamos, así fuera el Cristo. Ella está realmente, en el
Abandono total de lo que es, precisamente, la vida de nuestra personalidad, de
nuestra encarnación. Pero no se debe confundir con una renuncia o con una
retirada. Renunciar a la persona no es desertar de la persona, ni es suicidio o
rechazar la vida. Aunque las circunstancias en mi tiempo me llevaron a querer
ingresar, muy joven, en el Carmelo, fue para acercarme al Cristo: no fue para
escapar a la vida, sino para acercarse a lo que podría llamar hoy, mi ideal.
Hoy tienen una oportunidad inesperada: los contactos y los estados de
conciencia los llevan a vivir cosas diferentes que les dan una mayor certeza.
Pero esta certeza no hará nada si no aceptan ser Humildes, es decir, renunciar,
real y concretamente, a todo lo que creen tener. Porque cuando somos Efímeros,
no tenemos nada, sólo tenemos el tiempo de nuestra vida. Todo lo que tenemos, a
nuestra muerte desaparece, esto ya lo saben. No pueden llevarse nada. No nos
llevamos nada, cuando morimos. Llevamos sólo lo que Somos y lo que Somos no
tiene nada que ver con lo Efímero, que vivimos, incluso si ahí estamos
situados.
Las circunstancias de este mundo (ya lo saben, MARÍA se los dijo) tocan a una
especie de término. Pero este término es sólo un Renacimiento, este final es
sólo la Promesa, la Promesa de Amor Eterno, de reencontrar nuestra naturaleza
Eterna. Por lo tanto, si en ustedes, surgen miedos; ¿quién tiene miedo? Es lo
Efímero, que siempre tendrá miedo. Lo Eterno no puede tener miedo, ya que él se
encontró a sí mismo. En la Humildad, no puede haber miedo. El temor es la
representación y la manifestación del apego a uno mismo, en la persona, por el
apego a nuestras propias ilusiones Efímeras. Entonces, construimos cosas que
nos permitan evitar enfrentar nuestros propios miedos. Sin embargo, nuestros
temores no son propiamente nuestros. Ellos no transcriben, precisamente, más
que la pérdida de ese saber, de quienes Somos, antes, y de lo que Somos,
después de esta vida. Por supuesto, sé que hay medios de recordar hoy en día,
lo que llamamos vidas pasadas e incluso, eventualmente, de proyectarse hacia el
futuro. Pero conocer todo esto no será de ninguna ayuda. Quien quiera que hayan
sido, lo que sea que estén esperando del futuro, la Eternidad no está
registrada en el futuro de esta Tierra, tal como es en la hora actual. De
hecho, es tentador creer que existe una continuidad en alguna parte. Lo Efímero
creerá siempre eso. El siempre va a creer que este Efímero, podrá proseguir por
sí mismo y continuarse a sí mismo. Sin embargo, todos sabemos que es
estrictamente imposible, porque nuestro Efímero está limitado por el nacimiento
y la muerte. Estar liberado de todo peso y de todo miedo, es una prueba de gran
Humildad, y no de coraje.
La Humildad es aceptar simplemente este Efímero, en todos sus componentes: la
gente que amamos, desaparecerá un día, o desapareceremos nosotros, por lo que
habrá sufrimiento por nuestra desaparición o porque ellos desaparecieron. Este
dolor afecta sólo a lo Efímero. Por consiguiente, no se incluye en la
Eternidad. La Eternidad, eso lo saben, es Paz, una Alegría y un Éxtasis, donde
no puede haber ningún temor. El temor es una secreción como se los decía un
interviniente, una química de vuestro cerebro (Ndr: BIDI). El Corazón no conoce
el miedo, porque el Corazón es Eterno. Sólo lo Efímero conoce el miedo. Lo
Efímero tiene necesidad de asegurarse. Así que busca conocerse, busca conocer
las leyes de este mundo. Pero ninguna ley de este mundo les dará acceso a las
leyes de la Verdadera Vida, más allá de este mundo. La Humildad, por otra
parte, lo pone inmediatamente en este estado de satisfacción total. Sé que
algunos Ancianos les han hablado, que a través del Todo y de la Nada. Yo digo
lo mismo, en otros términos, pero eso expresa la misma Verdad. Se debe ser Nada
para ser Todo. Y esta Nada no es la negación de la vida. Ser Nada es realmente
tomar consciencia de todo lo que es Efímero, en el mundo en que están. Una vez
más, incluso un Amor perfecto, necesariamente terminará un día u otro, por la
muerte de uno o del otro. Y así, en ese momento, aparecerá la privación y el
sufrimiento.
El corazón nunca les hará conocer la privación y el sufrimiento, porque el Corazón se basta a sí mismo. Ahí es donde se encuentra la Eternidad. Y lo que rodea al Corazón, yo diría que es la Humildad y la Simplicidad. Es, de alguna manera la capacidad, de verse por lo que uno es, en este cuerpo Efímero: es decir, algo que no hace más que pasar. Mientras que el Amor, Él no pasa jamás. Esta aceptación no es simplemente un acto de creencia o un acto de fe. Es más bien lo que permite realmente la Liberación. Esto es, en realidad, lo que actualmente ustedes llaman, no sólo el Padre o La Fuente, sino ese estado de Felicidad total. El simple hecho de vivirlo una vez es suficiente, para romper todas las murallas y todas las barreras, todos los miedos que han sido puestos por la persona misma, y por lo Efímero de este mundo. Así que si quieren estar en Alegría, en Paz permanente, realmente Comulgar con nosotros, permanezcan en esta Paz, en Humildad, instalados en lo que muchas Hermanas Hermanos Orientales, denominaron, el desapego, el final de la ilusión, la Liberación. Y repito, que no es una práctica lo que los conducirá a eso. Es simplemente la convicción profunda de que son la Humildad, y la Simplicidad, que le llevará a lo que Son, realmente. Aceptar eso (por las circunstancias particulares que viven), los hará encontrarse al instante, con el Doble, los reunirá, al instante con MARÍA y MIGUEL (si eso ya no se produjo), y lo más importante, los instalará, de manera definitiva, fuera de todo temor. Porque, al tocar la Eternidad, lo Efímero ya no se puede luchar, ni resistir, con la esperanza de capturar para sí, esta Eternidad.
El corazón nunca les hará conocer la privación y el sufrimiento, porque el Corazón se basta a sí mismo. Ahí es donde se encuentra la Eternidad. Y lo que rodea al Corazón, yo diría que es la Humildad y la Simplicidad. Es, de alguna manera la capacidad, de verse por lo que uno es, en este cuerpo Efímero: es decir, algo que no hace más que pasar. Mientras que el Amor, Él no pasa jamás. Esta aceptación no es simplemente un acto de creencia o un acto de fe. Es más bien lo que permite realmente la Liberación. Esto es, en realidad, lo que actualmente ustedes llaman, no sólo el Padre o La Fuente, sino ese estado de Felicidad total. El simple hecho de vivirlo una vez es suficiente, para romper todas las murallas y todas las barreras, todos los miedos que han sido puestos por la persona misma, y por lo Efímero de este mundo. Así que si quieren estar en Alegría, en Paz permanente, realmente Comulgar con nosotros, permanezcan en esta Paz, en Humildad, instalados en lo que muchas Hermanas Hermanos Orientales, denominaron, el desapego, el final de la ilusión, la Liberación. Y repito, que no es una práctica lo que los conducirá a eso. Es simplemente la convicción profunda de que son la Humildad, y la Simplicidad, que le llevará a lo que Son, realmente. Aceptar eso (por las circunstancias particulares que viven), los hará encontrarse al instante, con el Doble, los reunirá, al instante con MARÍA y MIGUEL (si eso ya no se produjo), y lo más importante, los instalará, de manera definitiva, fuera de todo temor. Porque, al tocar la Eternidad, lo Efímero ya no se puede luchar, ni resistir, con la esperanza de capturar para sí, esta Eternidad.
Ustedes Son Eternos insertados en lo Efímero, y no a la inversa. La Humildad
los lleva a eso. A deshacerse de todo el conocimiento superfluo. A guardar sólo
lo esencial. Y lo esencial es el Amor. Pero no el Amor tal como lo conocen, tal
como ustedes lo viven, incluso si tienen que vivirlo con vuestros padres,
vuestros hijos, con vuestros seres queridos. Es aún mucho más, este Amor
Vibral, está más allá de todo ideal (como algunos Ancianos dicen). La Humildad
es la clave mayor, porque es la llave que permite, instantáneamente (y sobre
todo en las circunstancias particulares que viven), de instalarse en vuestra
Eternidad (sin importar en que se convierta este Efímero), y de no verse
afectados por lo que pertenece a Él, es decir: los miedos, las dudas, la
resistencia. Como bien lo dice uno de los intervinientes (nota: BIDI), es un
punto de vista, pero no es un punto de vista de la cabeza, es un punto de vista
desde donde se ubiquen, que les da a ver las cosas y a vivirlas, de formas
completamente diferentes: o en el miedo o bien en el Amor. Otras Hermanas
Estrellas han dicho que, en última instancia, todo se resume al miedo y el
Amor: esto es realmente cierto. Ya sea el miedo o el Amor. Y no pueden ser los
dos. Así que cuando el Amor está ahí (no el que ustedes conocen, o que proyectan),
cuando él está ahí realmente, ustedes lo saben en vuestro Corazón, y no como
una creencia. Incluso si yo no tenía palabras para expresar todos estos
sentimientos, ustedes tienen hoy, más posibilidades de expresarlo. El momento
en que lo viví, la menor duda nunca pudo presentarse en mí, a pesar del
sufrimiento, a pesar de la enfermedad, y de ciertas intimidaciones vividas. Eso
no importaba, porque tenía lo esencial, y para tener lo esencial, debía
renunciar todo lo superfluo, tuve que renunciar a todo lo superfluo. No por no
verlo, sino para comprender el alcance de lo que se entiende por esta palabra:
Efímero y la palabra: Eternidad. Cuando ustedes comprendan el alcance de estas
dos palabras, ya habrán dado un gran paso hacia su propia Humildad.
Cuando aceptan que están en ese cuerpo mortal, que nada de lo existe, de
ustedes ahora, podrá subsistir (si no es lo que han creado, en Espíritu y en
Verdad) entonces eso los libera inmediatamente de todos los pesos. Esto no es
un producto de la imaginación o de la consideración filosófica, sino que es
realmente la verdad de lo que van a vivir. Y en este tiempo particular que
viven, desde la Liberación de la Tierra, eso está abierto para todos. Pero para
eso, necesitan reconocer la insuficiencia de lo Efímero. Y reconocer lo
superfluo de todos los conocimientos que puedan tener ustedes, en este mundo.
Esto no quiere decir que ellos van a desaparecer. Lo que hayan adquirido en lo
Efímero, permanece, pero este es otro punto de vista. Es aceptar que, sea lo
que sea que conozcan, cualquier cosa que hagan, lo que hayan desposado o
parido, pertenece a lo Efímero y nada eterno puede estar registrado allí, si no
es, efectivamente el Amor. Pero no el Amor que va a apropiarse, sino el Amor
del Cristo, este Amor Vibral, este Amor de Luz, el amor del Amor, que lo
colocará en un contexto donde la Humildad, la Simplicidad, se convertirán en la
único camino posible para mantenerse allí. Y para mantenerse, efectivamente hay
que dejar todo el resto. Hay que ver, en realidad, que todo lo que ustedes
creen tener, y como se ha dicho también, efectivamente, los tiene. Y mientras
que no hayan dejado todo, no pueden ver lo que ustedes Son en Eternidad, porque
lo que tienen en un lado no puede ser tenido del otro lado. Es así. Y cuando
comprendan eso (que cuando están encarnados, lo que se les escapa es
justamente, la Verdadera Vida), es entonces que entran, no en un rechazo a la
vida, no en una fuga, sino en la aceptación de este Efímero, por lo que es. Y
entonces, todos los miedos desaparecen.
Ustedes no tienen que oponerse. No tienen que luchar. No tienen que comprender.
No tienen que dar una conferencia. Simplemente dejar el trabajo a la Gracia.
Ella actúa, y actuará, cada vez más, a medida que cambien este famoso punto de
vista, que se desidentifiquen y a medida que vivan, estos episodios de
Comunión, de Fusión, y de Disolución. Todo lo que se les ha propuesto en los
últimos años, los acerca más a este momento de Humildad que corresponde al
pasaje de la Puerta Estrecha: este Camino de la Infancia. Que por otra parte,
el Cristo lo había dicho: "nadie puede entrar en el Reino de los Cielos,
si no vuelve a ser como un niño". Es decir, tener la instantaneidad de un
niño, y su despreocupación. El que está instalado en la Humildad no se preocupa
ni del mañana, ni por nada de lo que pertenece al mundo. Y sin embargo, el está
ahí y no renuncia. Él renuncia en espíritu, a tener cualquier cosa en este
mundo. Si ustedes entienden esto, experimentarán instantáneamente más. Esto
también explica por qué se decía que "los primeros serán los últimos, y
los últimos serán los primeros". Porque la Gracia, como fue presentado por
MARÍA, el Manto Azul de la Gracia también tiene esta virtud. En todo momento
estando en lo Efímero, dentro de este cuerpo y esta vida que llevan, en el
momento en que se vuelven, verdadera y completamente, hacia la Humildad y la
Simplicidad, la Puerta Estrecha se franquea y el Corazón, llamado Ascensional
se pone en acción solo. Si aceptan eso, descubrirán, por ustedes mismos, la verdad
de lo que les digo esta noche. No me extenderé más en palabras, les propongo
nuevamente, con toda Humildad, en la Simplicidad, de vivir un momento de Fusión
entre nosotros.
Permítanme, presentarme de nuevo, a cada uno
de ustedes y de vivir eso, sin nada esperar. No tienen nada que hacer, ni
demandar mi Presencia, porque ella está ahí desde el instante, en que se abren
a mí. Yo ya estoy abierta a ustedes. Y en esta Simplicidad, vamos a poder vivir
juntos, este momento. Entonces les pido cerrar los ojos, descruzar vuestros
brazos, y vuestras piernas. Y, simplemente colocar, ahora vuestro pie
izquierdo, sobre vuestro pie derecho, de manera a que los tobillos estén
cruzados. Eso le había sido comunicado por el Arcángel Anael, en el momento del
nacimiento de la Onda de Vida, como un elemento facilitador. Y simplemente, con
eso, sin esperar nada, sin ninguna expectativa, y dejar actuar la Gracia de
nuestra Fusión. Desde ya, doy gracias por vuestra escucha. Y vamos a vivir eso
ahora.
Compartir... el don de la gracia...
Este mecanismo de Fusión está directamente en
resonancia con la Humildad. Se espera que se generalice, en nuestros contactos
y de los contactos entre ustedes. Si se instalan la Beatitud y la Certeza. Así
se instala la Eternidad.
Voy a concluir con estas palabras: Humildad y
Simplicidad. No es por nada que ellos son dos de los principales pilares del
Corazón. Hermanos y Hermanas en humanidad encarnada, todo el Amor de mi Corazón
y del Cristo los acompaña, porque Él Es lo que ustedes Son. Acepten mi
bendición. Nos vemos pronto.
Compartir... el don de la Gracia...
Teresa de Liseux
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