Canalizado: Jean Luc Ayoun - Traducción: Hedyn Núñez - 08 de Agosto 2007
SILO
Queridos hermanos y hermanas, os saludo. Mi función principal es extraer la Luz de la sombra, de hacer crecer la Luz. A través de eso, el eje de la curación, que representa la batalla entre la sombra y Luz, me proporciona el medio para la elevación de las almas. La sombra, es sin duda lo más necesario en el mundo donde viven hoy, porque el plano en el que viven es un plano de extremos, plano donde la atracción de la sombra es más fuerte y donde el plano de la atracción de la Luz comienza a hacerse presente. Así, a través de los canalizadores, tomo la palabra para aclarar las zonas de sombra y nunca concebir la enfermedad como un obstáculo, sino más bien como una oportunidad única para subir los escalones paso a paso hacia la Luz. Así, la enfermedad también es el poder de la sombra sobre vuestro destino. Me ha sido conferida la posibilidad de liberar la Luz prisionera de las sombras, pero no rechacen las sombras, ya que pueden esperar un día apoyarse en ella para ir hacia la Luz verdadera, hacia la Luz del Cristo, hacia el Logos Solar, a vuestra Luminiscencia de alma y de Espíritu. La sombra trabaja para la Luz entiendan eso. La sombra no ha sido nunca un fin en sí misma; un fin en sí misma es la Luz y nada más. Ustedes están aquí para combatir, identificándose a ese combate de la oscuridad contra la Luz y la Luz contra la sombra, hasta un cierto estado. Esta estado es la resolución o más bien el espacio de resolución de enfermedad, que conduce a la explosión de Luz que se traducirá ya sea por la muerte o sea por la resurrección.
Por lo tanto, me ha sido dado de intervenir en este espacio donde el Ser se codea con la enfermedad, el sufrimiento y la muerte, para extraer su propia Luz y tratar de superar sus zonas de sombra a fin de renacer totalmente a la Luz, totalmente purificados, totalmente iluminados. Mi intervención consiste es fomentar el apoyo de la Luz sobre la sombra, a fin que la sombra desaparezca por el resplandor de la Luz. Mi espíritu es un espíritu de Fuego porque el Fuego ilumina, transforma y trasciende y conduce a la resurrección en la verdad, la resurrección en la Luz donde la sombra no existe más, en definitiva, la trascendencia, un camino que está más allá del camino, cuando el ideal de la Luz da lugar al abandono de Luz para que ésta reabsorba las sombras. Así procede la enfermedad, la que sea. La enfermedad que vuestro templo físico traduce no es más que la concreción y la expulsión del combate de las sombras y de la Luz. No alimenten la sombra con vuestros pensamientos, alimenten la sombra con vuestro corazón y con la Luz para que ésta se disuelva de manera que no los lleve a la muerte sino a la resurrección, a la Luz que ustedes Son, desde la eternidad. Retengan la necesidad de identificación como seres humanos: es necesario en primer lugar de identificarse a fin de hacer propio lo que buscamos. ¿Prefieren identificarse a la sombra? ¿O identificarse la Luz? Uno y otro, de todos modos, los llevará un día a abandonar, a matar ese ideal para entrar en la eternidad que está más allá del combate de la sombra y la de Luz. La Luz es un fin en sí misma para descubrir que más allá de la Luz, está el pensamiento no dual. Existe la eternidad más allá de la Luz, en la inmensidad y el infinito de lo que Son.
Pero en esta dimensión, en esta encarnación, deben en todo momento (es un combate de cada respiración) separar el buen grano de la paja, apartar la sombra de la Luz. En este sentido, en un momento dado de vuestro camino, ustedes son un guerrero de la Luz después de haber sido un guerrero de las sombras, de la división, de la separación. Pero llega un día en que el guerrero se vuelve pacífico. En este punto, ustedes abandonan vuestra alma, vuestro Espíritu y vuestro cuerpo al pensamiento de la Luz que está más allá de la Luz. Así es la vida humana: identificarse, comer, absorber vuestro ideal. Y llega el día en que entienden que vuestro ideal al principio externo y luego todo interior no es el fin, sino el comienzo del camino. El final del camino se producirá que cuando sean capaces de dominar todos los elementos de vuestra naturaleza inferior y habiendo dominado eso, devolverla a la Luz a fin que ésta venga a liberar completamente las cadenas de la encarnación. Empleo la palabra cadenas para significar con ello que solo hay un peso a reducir y un peso a trascender.
Todos, en efecto, sin excepción, son por vuestra propia creación, Cristo en desarrollo. Son Cristo, pero no lo saben. Son Cristo, pero no lo viven todavía. Ustedes son Luz pero no lo saben. Son pensamientos de Luz pero que no lo viven todavía. Lo que uno llama muerte otro lo llama nacimiento. Así van los ciclos de la vida, pasando de un estado a otro estado. La enfermedad es una forma de dejar nacer otra cosa y yo vengo a favorecer eso, para permitir a esa Luz y esa enfermedad de alcanzar un nuevo nivel para acercarse a la Luz y al pensamiento de la Luz. Vuestro destino es Luz. No den importancia al bullicio de este mundo. Ya tienen bastante qué hacer con vuestro propio jaleo. Algunos de ustedes llevan un combate. Otros están a punto de terminar esa lucha. Para luchar, es necesario ser dos. Terminar el combate es terminar la dualidad. Finalizar la lucha es volver a la Unidad.
Mi papel, a través de las manifestaciones físicas tangibles de la curación de una enfermedad, a través de la realidad de la Luz que se transmite en mis intervenciones, les da algo más: un suplemento de Luz que va a comprometerlos a terminar la lucha. A menudo se dice que nadie puede hacer el camino en vuestro lugar. Esta es la verdad. Nadie puede tomar vuestros pasos para caminar, que no sea ustedes mismos, es necesario todavía que acepten plenamente por que están ahí. Comprender este mundo de dualidad, no como un mundo oscuro, sombrío y tenebroso, sino al igual que se siembra la semilla en tierra, lo mismo en la sombra de la tierra se producirá la alquimia más sublime que es salir del cascarón. Vuestra vida, vuestro destino busca un día u otro salir del cascarón. Ustedes se convertirán en una flor, se convertirán en un Cristo, todos sin excepción.
Sin embargo, vamos a verbalizar un espacio de intercambio. Así que, queridas Luces, queridos Cristo, les doy la palabra.
Pregunta: ¿Qué significa "ser Cristo"?
El propósito de toda vida es Cristo. Cristo lejos del Señor es Sol, hijo del Padre, hijo de la Fuente, de donde todo proviene y a donde todo vuelve. Movimiento de ida y vuelta. En lo más profundo del ir, usted ve poco el retorno. La dimensión presente de vida es el fin de la ida y el retorno que comienza. Usted es Cristo, significa lo que usted es desde toda eternidad, desde el momento inicial en que separa vuestra alma de la Fuente hasta el momento final, cuando todo vuelve a la Fuente. El estado Cristo es un estado de sacrificio, un estado de Unidad. ¿Qué significa ser sacrificado en el estado Cristo? Es la sombra, sacrificada en el altar de la Luz, en el altar de la Unidad. Usted es Cristo. En eso yo lo llamo.
Pregunta: ¿Pedirle a un Santo en una iglesia puede ayudar?
Querido Cristo, mientras busques fuera de ti el camino, estarás al exterior de tí. Mientras tú busques en un lugar, a través de una fecha, cualquier radiación de un Cristo, buscarás fuera de ti mismo, donde reina el combate. Hay que buscar en sí mismo. Tienes, como dijimos, la respuesta en tí, y no es una visión del Espíritu, es una realidad del Espíritu. Mientras busques al exterior, olvidarás el lugar primordial que es el corazón de vuestro Ser. Mientras des tú poder a otro Cristo no serás tu propio Cristo y te alejarás de la Unidad. La resolución final es, se los recuerdo, la entrega a la Luz, que no puede situarse que al interior de vuestro Ser y no en otros modelos. Pero, por tu libertad puedes continuar la búsqueda al exterior. Puedo responderte que puedes hacerlo. Eso significa que tendrás todavía que buscar al exterior la prueba de tu realidad Crística.
Querido Cristo, mientras busques fuera de ti el camino, estarás al exterior de tí. Mientras tú busques en un lugar, a través de una fecha, cualquier radiación de un Cristo, buscarás fuera de ti mismo, donde reina el combate. Hay que buscar en sí mismo. Tienes, como dijimos, la respuesta en tí, y no es una visión del Espíritu, es una realidad del Espíritu. Mientras busques al exterior, olvidarás el lugar primordial que es el corazón de vuestro Ser. Mientras des tú poder a otro Cristo no serás tu propio Cristo y te alejarás de la Unidad. La resolución final es, se los recuerdo, la entrega a la Luz, que no puede situarse que al interior de vuestro Ser y no en otros modelos. Pero, por tu libertad puedes continuar la búsqueda al exterior. Puedo responderte que puedes hacerlo. Eso significa que tendrás todavía que buscar al exterior la prueba de tu realidad Crística.
Pregunta: ¿Cuál es la diferencia entre depositar sus problemas a los pies de Jesús o de la Fuente?
Pero, querida niña, no hay diferencia. Jesús es Cristo, es Fuente, es origen. Él es hijo del Padre, imagen del Padre. Sea cual sea el nombre que le dan (Cristo, Fuente, Unidad) que son lo mismo, la misma Esencia que vuestro velo de ilusión de la encarnación les hace comprender de manera diferente. Cuando fusionen esas diferencias (Cristo Jesús, Fuente, Unidad), verán la Unidad. No hay oposición, es la misma cosa.
Pregunta: ¿La oración de corazón a corazón con el Padre puede lograr esta Unidad?
La oración de corazón a corazón, tal como tú la formulas, es dualidad. Esto significa, querido Cristo, que consideras que el corazón del Padre está fuera de tu corazón y tú pones ahí una distancia entre tú corazón y el Padre. Eso no es Unidad. Esto sigue siendo combate de guerrero de Luz. No hay diferencia entre tú corazón y el corazón del Padre. No puede haber oración de corazón a corazón, sino oración en el corazón. Mientras tú pongas una distancia entre el objeto de tú oración y tú misma habrá dualidad.
Pregunta: ¿Así que dirigirme al Padre, es dirigirse a una parte de nosotros mismos?
No una parte, sino la totalidad. Eso sería limitante.
Pregunta: ¿Es necesario usar palabras para anclar eso?
Pregunta: ¿Es necesario usar palabras para anclar eso?
Las palabras son sólo palabras. Sólo cuando se convierten en Luz cuando no hay identificación con las palabras, que estas toman su total Vibración. Mientras las palabras son pronunciadas ellas son externas a la Unidad. Sólo cuando son dirigidas es que son Unidad. Toda oración, dicha incluso con el corazón es en sí sólo un pálido reflejo de la realidad. Sólo cuando se vive las palabras a nivel del corazón, es que se encuentra un espacio de resolución, la Unidad se manifiesta.
Ahora, querido Cristo, centrado en tu Esencia, centrado de tu ser, olvida las palabras, retorna al corazón del centro. Nada existe excepto el centro inmutable en ti, espacio de resolución de los opuestos, donde ahora, por la gracia del Padre, vengo a sellar la promesa. Reciban la Luz y la Unidad. Sé bendito por lo que eres, sean benditos por vuestra Divinidad.
SILO
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