DOS CLASES DE OSCURIDAD
Por Yeshua
Canalizado por Pamela Kribbe
Traducción del inglés por Sandra Gusella
Traducción del inglés por Sandra Gusella
Queridos amigos, soy
Yeshua, un viejo amigo a quien le encanta compartir esta tarde con ustedes,
simplemente estando juntos en la energía del amor y la unidad. Esto es algo que
desean mucho, porque muy a menudo ustedes se sienten a la deriva y perdidos en
la vida en la Tierra. Yo estoy aquí para hacerles recordar la verdad que vive
dentro de ustedes, en vuestra alma. No es visible a simple vista, y a menudo
ustedes pierden contacto con esa verdad cuando están ocupados e involucrados
con sus muchas actividades, deberes y responsabilidades.
Por favor tómense un momento para serenarse y dejen que
caigan aquellas presiones externas. Sientan el silencio en lo profundo de
ustedes. El silencio en vuestro corazón no es un vacío, sino una presencia
total que sólo puede ser sentida si dan un paso atrás del ajetreo diario. Hoy
estamos aquí para dar ese paso atrás para que ustedes recuerden quiénes son y
para que se revitalicen con la totalidad del silencio en vuestro corazón. Esto
les permite comenzar a vivir otra vez, pero ahora de una manera más fácil y
alegre.
La vida por momentos parece ser una batalla, pero eso no
es lo que se espera que sea. Ustedes están aquí esencialmente para
experimentarse a ustedes mismos, para recordar vuestra fuerza y vuestra belleza
como radiantes ángeles de luz y para compartir esa luz con los demás. Al hacer
esto se sentirán en el hogar en la Tierra. La vida se volverá simple otra vez,
fácil y alegre.
Entonces vayan adentro, junto conmigo, y recuerden la
fuente de la cual provienen: la Luz eterna, imperecedera, que siempre se está
moviendo y cambiando, tomando nuevas formas y aun así siempre indivisa y Una.
Ustedes son parte de esa corriente y de hecho, nada puede pasarles. Están a
salvo y enteros incluso ahora morando en vuestro cuerpo terrenal. Están a salvo
incluso en este mundo que parece estar dominado por la lucha y el conflicto.
Hoy hablamos sobre la Luz y la oscuridad, y acerca de traer
la Luz dentro de la oscuridad. ¿Y qué es la oscuridad? Es algo que en ustedes
como un ser humano evoca resistencia. Nadie quiere experimentar la oscuridad;
nadie quiere sufrir dolor, tristeza o miedo. Aun así es parte de nuestra vida.
¿Entonces por qué está esa oscuridad ahí?
Las personas se han hecho esta pregunta por siglos.
Ahora, para empezar, mucho depende de cómo hacen la pregunta. ¿Hacen la
pregunta desde una actitud de apertura: “¿Por qué hay oscuridad ahí, por qué
esto me está pasando a mí, qué debería hacer con esto?” o se plantean la
pregunta desde el miedo, la ira y la resistencia?: “¿Por qué es que esa
oscuridad está presente en mi vida, y cómo puedo vencerla o evitarla?” Sientan
la desesperación y la resistencia que expresa la última pregunta y reconozcan
esas emociones dentro de ustedes mismos, porque tal es la reacción a resistirse
a lo que se siente oscuro, insalubre o difícil.
El desafío más profundo para ustedes como un ser humano
es decir “sí” a las situaciones que inicialmente se niegan a aceptar; decir
“sí” a lo que quieren evitar a toda costa. Requiere una gran fuerza interior
decir “sí” a lo que viene a vuestra vida en forma de oscuridad. Si ustedes no
pueden encontrar esa fortaleza, lo cual es entendible, y dicen “no”, se endurecen
en oposición a aquello que sucede y la oscuridad se vuelve más profunda y la
desesperación aumenta.
En realidad hay dos clases de oscuridad en la vida.
La primera
oscuridad es algo externo que les sucede en vuestro camino en la vida. Puede
ser un divorcio de alguien a quien aman, la pérdida de un ser querido, una
enfermedad o un accidente, cualquier cosa que los angustie profundamente: una
crisis, un revés mayor. A esto lo llamaré oscuridad uno.
Y luego está vuestra reacción a eso, vuestra respuesta
emocional. Inicialmente todo ser humano tiende a resistirse al destino
manifestándose en contra de la oscuridad. Pero si ustedes mantienen vuestra
resistencia y se cierran y se quedan diciendo “no”, juzgando lo que está
sucediendo en vuestra vida, luego hay una capa adicional de oscuridad, una
segunda clase de oscuridad. A esto lo llamaré oscuridad dos. Rodea a la
oscuridad uno.
La oscuridad uno los lleva dentro de un nivel de
emociones profundas, intensas. Algo sucede en vuestra vida que trae un montón
de aflicción, miedo y dolor, y mientras experimentan esas emociones ustedes
están muy vivos. La vida fluye a través de ustedes como una ola atronadora.
¿Pueden permitir que esto suceda? Las cargas emocionales profundas los hieren –
los shockean – y luego pasa a ser una cuestión de si ustedes tienen la fuerza
para confiar que hay algo en esa experiencia que los llevará a alguna parte.
Que confíen en que la vida tiene significado, aunque nosotros como seres
humanos a menudo no comprendamos el significado.
Para decirlo en términos aún más fuertes, aceptar que
vuestra alma puede haber elegido tener esas experiencias, tal vez para traer
algo a la superficie, para sanar algo que ustedes no sabían que necesitaba
sanación. Entonces ahí hay un momento de elección cuando están confrontados con
emociones fuertes: la aceptación y la entrega, o la resistencia y el
encerramiento.
Es más humano querer decir “no”. No voy a decir que sea
un error, pero al hacer esto ustedes están poniendo una capa extra de oscuridad
sobre la oscuridad que ya está presente. A esta capa la voy a llamar “oscuridad
dos”, una segunda capa de oscuridad. Esta oscuridad viene de adentro; es
vuestra reacción a la oscuridad uno. Si ustedes persisten en decir “no”, el
flujo de vuestras emociones llegará a un alto y se quedarán atascados. “No, yo
no quiero experimentar esto; lo rechazo; no puedo aceptarlo”. Si ustedes
persisten, se llenarán de resentimiento, de ira y de amargura. Estos
sentimientos en realidad no son emociones, son juzgamientos que congelan el
flujo natural de las emociones dentro de ustedes. La oscuridad dos impide que
la vida fluya dentro de ustedes; han puesto muros y defensas. Al final esto
puede atraer a ustedes formas graves de oscuridad, tales como una profunda
desesperación, la alienación y la depresión. Cuando están en una depresión, el
flujo de la vida casi se ha detenido. Se sienten muertos por dentro.
La vida siempre está sujeta al cambio. La vida
inherentemente sostiene la posibilidad para el crecimiento y la sanación, para
un nuevo nacimiento, si ustedes confían en ella a un nivel básico. Pero si
ustedes persisten en decir “no”, excluyen tal posibilidad. Se quedan
insistiendo en que la vida no es como debería ser, y en cuanto juzgan la vida
de esta manera ustedes se desconectan de ella. De este modo ustedes alcanzan la
oscuridad más profunda que un ser humano pueda experimentar. No es la oscuridad
uno (situaciones externas) lo que lleva a las personas al nivel más profundo de
oscuridad, es la persistente negativa a aceptar las emociones que surgen de la
oscuridad uno. Ésta es la oscuridad dos: un endurecimiento interior, un cierre
a vuestra naturaleza emocional.
¿Cómo uno trae Luz dentro de esta clase de oscuridad? Si
alguien llega a la primera clase de oscuridad y se pone muy triste, ansioso y
angustiado, todavía se puede llegar a él o ella. Esa persona aún está viva,
está en contacto con las emociones que corren a través de su cuerpo y psiquis y
activamente busca el significado detrás de lo que le está sucediendo. Esta
persona aún está entera y saludable desde un punto de vista psicológico,
incluso si enfrenta situaciones muy graves. Una persona que está tratando con
la oscuridad uno está necesitando consuelo y compasión, y es capaz de recibir y
de apreciar un gesto amoroso de otra persona – él o ella aún está muy vivo.
Pero alguien que persiste en su negativa a aceptar, quien
se queda diciendo “no”, esa persona se cierra a recibir amor. Se cierra, no
sólo a su Luz interior, sino también a la Luz de afuera que quiere llegar a él
a través de los demás. Eso es soledad, eso es estar perdido – eso es el
infierno en la Tierra. Y yo les digo que cada uno de ustedes conoce este
infierno desde adentro. Tal vez ustedes no estén muy conscientes de esto, pero
para la mayoría de las personas un proceso de encerrarse ya comenzó durante su
infancia.
Ustedes saben cómo un niño está en el mundo
espontáneamente y sin inhibiciones, y cómo sus emociones fluyen fácilmente.
Estas emociones a menudo pasan rápidamente a través de su ser porque no se han
colocado barreras, no hay puertas cerradas. Generalmente la vida fluye
libremente a través de un niño. Hay excepciones, por supuesto, porque algunos
niños llevan cargas desde la temprana infancia o de vidas pasadas, pero ustedes
saben a lo que voy. Ser un niño es estar en un estado de relativa apertura. Un
niño está vivo y es espontáneo porque no puede ser de otro modo; aún no ha
aprendido a controlarse a sí mismo de la manera en que lo hacen los adultos.
Pero a medida que ustedes crecen, comienzan a
experimentar emociones que no saben cómo enfrentar. Así, los adultos que los
rodean con frecuencia no los ayudan a comprender esas emociones y evitan hablar
de ellas. La mayoría de ustedes se confunden siendo niños. Comienzan a creer
que son extraños y diferentes. Tal vez siendo niños aún estaban llenos de
inspiración, de entusiasmo, de amor, de sueños, y esos sueños se golpean contra
la dureza de la realidad. Comienzan a poner barreras contra su naturaleza
emocional en reacción a los miedos y prejuicios que existen en vuestro entorno
familiar, o más tarde en la escuela y en las personas que conocen. Las puertas
se cierran, y a menudo esto sucede subconscientemente pero alguno de ustedes
puede recordarlo como un viejo dolor.
Vean si son capaces de encontrar al niño dentro de
ustedes mismos, el símbolo de vuestra espontaneidad. Un niño que es
extrovertido, desinhibido, que está vivo, y alguien quien dice “sí” a lo que se
presenta como experiencia. ¿Pueden ver a esa persona que dice “sí” a la
alegría, al placer y al disfrute tanto como a la angustia, al miedo y a la ira?
Imaginen que este niño interior quiere venir a ustedes. Aún está ahí; el tiempo
y el espacio son una ilusión. En la realidad interior nunca nada está perdido.
La corriente original de la vida se preserva y aún quiere unirse a ustedes.
Imaginen por un momento que un niño sonriente está
viniendo a ustedes con una actitud de apertura. En vuestra imaginación, óiganlo
decir: “¿Recuerdas quién soy?” Miren al niño o niña y pregúntenle qué es lo que
pueden hacer por él o ella. Hay un deseo del corazón que el niño quiere ver
realizado, algo que por mucho tiempo pueden haber empujado lejos. Dejen que el
niño hable por un momento. El niño representa el “sí” en ustedes, la parte de
ustedes que quiere vivir, así que déjenlo hablar.
Un niño aún posee confianza. Como adultos, ustedes han
absorbido ideas que están llenas de miedo y de desconfianza y que alimentan el
decir “no” a la vida y que contribuye a la oscuridad dos en ustedes; esa parte
de ustedes que se opone a la vida, que ya no quiere experimentar dolor y que en
realidad quiere escapar de esta vida. ¿Pueden ustedes sentir ese elemento de
endurecimiento y contracción dentro de ustedes? ¿Pueden sentirlo físicamente, o
tal vez vean un color asociado a él?
Hay una parte en ustedes que está muy cansada y que ya no
quiere vivir porque ha visto y experimentado demasiada lucha y dolor. Sientan
el peso de esa parte. ¿Pueden decirle “sí” a eso? No traten de cambiarlo
inmediatamente; traten de comprender lo que ha ocurrido. Nadie se encierra
deliberadamente debido a una falta de voluntad de vivir. Es un acto de
desesperación; es el no saber que hay otro modo de vivir lo que los deja con
ese reflejo de cerrarse, de retroceder, de decir “no”.
Yo no sólo les pido que digan “sí” a la oscuridad uno en
vuestra vida: los acontecimientos difíciles, las enfermedades, los sufrimientos
o lo que sea. Yo les pido que también le digan “sí” a la oscuridad dos, a
aquello dentro de ustedes que se ha cerrado a la vida como resultado de sucesos
dolorosos; a aquello que ya no quiere experimentar más la vida y se niega a
ella. Y para llegar hasta esa parte vuestra ustedes tienen que ser muy tiernos,
porque la insistencia y la coerción no funcionan ahí.
Ésa es la esencia de la Luz; la Luz que puede fluir
dentro de la oscuridad. Esta Luz puede alcanzar cada rincón porque no lleva
ningún juicio. No dice “oh, esto es malo, debemos romper esta defensa o
ese bloqueo porque la vida debe fluir otra vez”. Nunca dice eso. La Luz
simplemente dice: “Yo comprendo”. La Luz dice: “Ha sido tan difícil para ti,
puedo verlo. Puedo ver cómo te has endurecido, cómo te has cerrado, y cómo esa
contracción finalmente te ha dejado cansado y vacío.” La Luz es tierna y
fluida. Puede penetrar dentro del dolor y el sufrimiento más profundo, y dentro
del alma humana más endurecida.
Yo les pido que una vez más se abran a esa Luz. Si no
pueden encontrar esa disposición dentro de ustedes, si no sienten la apertura
para soltar el “no”, entonces permitan eso también, porque la Luz siempre está
ahí. Está con ustedes incluso en momentos de desesperación tan profunda que
sienten que no hay más Luz dentro de ustedes. Es ahí durante esos momentos y en
esas situaciones donde ustedes han perdido totalmente el contacto con ella y no
esperan volver a verla nunca más.
El hecho es que la Luz no es vuestra, pertenece a todo lo
que es. El universo entero y toda la Creación es Luz. Todo está imbuido de Luz.
Sepan que está ahí y depositen vuestra confianza en la vida. Tan pronto como permitan
incluso una pequeña apertura de confianza y se rindan a que entre a vuestra
vida, ustedes estarán abriendo una grieta en la puerta. Ustedes saben que
incluso durante la noche más oscura, vuestra alma siempre está cerca de ustedes
y llegando a ustedes con Luz y consuelo. A pesar de que la puerta tiene abierta
sólo una pequeña grieta, la Luz encontrará esa apertura. Ustedes no tienen que
hacer nada excepto permitir que suceda. La Luz está con ustedes, la vida está
con ustedes. Finalmente, vuestro “no” a la vida no puede mantenerse.
Yo les pido que se rindan a la Luz, donde Luz significa
decir “sí”, no sólo a las dificultades en vuestra vida, sino también a vuestros
problemas con decir “sí”, a la resistencia que ponen en contra de las emociones
profundas que los hacen sentir desnudos y vulnerables. Vuélvanse como un niño
otra vez. ¡Vivan! Digan “sí” a todo. Envuélvanse con compasión y comprensión.
Al hacer esto hacen que vuestra vida fluya, ¡y ustedes pueden hacerlo! Yo veo
vuestra fuerza. En cada uno de ustedes hay una llama de conciencia, una
radiante llama de Luz.
Yo estoy aquí para recordárselos.
Yeshua
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