YESHUA ~ EL MILAGRO YA SUCEDIÓ
Canalizado por Pamela Kribbe
Traducido por Yvonne Mohr
Queridos amigos:
Soy Yeshua y estoy aquí con ustedes
para recordarles el futuro que les espera, aunque ese futuro ya está ahí dentro
de ustedes. Tú ya estás moviéndote hacia ese futuro y al mismo tiempo es un
movimiento de retroceso, de vuelta al núcleo de quién eres ahora y de quién has
sido siempre.
Convertirse en quien eres en realidad
no es un viaje en el tiempo. Es un viaje fuera del tiempo, un viaje interno que
no puede medirse en un sentido lineal por algo como el progreso. Todos ustedes
se han convertido en prisioneros del término “tiempo” tal como se usa en la
Tierra. Es muy restrictivo verte continuamente en un proceso lineal de A a B,
en el que te implicas más y más, en el que avanzas “hacia adelante”. Te
conviertes en un prisionero y en un esclavo de la idea de que tienes que salir
adelante, de que siempre hay más más allá del horizonte. Y el caso es que el
milagro ya ha sucedido, tú estás allí. Entiende esto: el milagro ya sucedió, ya
está ahí. Deja que eso funcione contigo por una vez.
Tú eres una creación magnífica y
cuando la conciencia dentro de ti aumenta y más contiene de quién eres tú en
realidad, más luz brilla en esta creación que eres. Y todo eso realmente tiene
lugar en el ahora o más bien en una dimensión fuera del tiempo.
Cada retroceso y cada progreso es,
espiritualmente hablando, memoria propia. Sin embargo, al recordarte a ti
mismo, también creas algo que sucede simultáneamente. Por ejemplo, si miras a
través de las capas de ti mismo, puedes ver tu propio miedo, tu desconfianza o
tu enojo, con una mirada amable, con comprensión y amor y, a raíz de eso, se te
abre una nueva imagen de quién eres. Reconoces tu propia inocencia, reconoces
tus propias profundidades y con esa conciencia creces y al mismo tiempo te
vuelves más de lo que ya eres. El amor que fluye en ti, que pertenece a tu
esencia, se vuelve más visible. Más visible en el mundo, más visible para ti y
más visible para los demás.
Hay un proceso de crecimiento y al
mismo tiempo el futuro ya está decidido en tu pasado. Déjate tranquilizar por
ese conocimiento, no tienes que crear, crear y crear ni construirte a ti mismo,
tú ya eres todo lo que quieres ser. Cuando reconoces esto, dejas de luchar
contra la vida y de luchar contra ti mismo.
Hay una ilusión persistente en el
pensamiento humano, y es que no eres suficiente como eres, que hay una falta
que tiene que ser completada, una brecha, un déficit. Y cuando tratas de
corregir esa deficiencia y resolverla, es porque has aceptado la idea de que
algo anda mal en ti, que algo falta.
¿Ves que esta suposición inicial, el
punto de partida, no funciona? Si te ves así, te estás involucrando
irremediablemente en una lucha contigo mismo. Si pudieras verte a ti mismo con
una mirada tierna y verte a ti mismo como un milagro en ciernes, entonces la
paz te envolvería. Aparta la idea de que, por lo que sea, no eres suficiente,
que no estás completo, que algo está mal en ti. Reconoce que tú eres una parte
ilimitada de Dios, de la Creación, de Todo lo que Vive.
Deja de buscar la sanación. Lo que
acabo de decir suena loco, porque esa parece ser la esencia de la búsqueda
espiritual, pero también te alejas de ti mismo si te enredas en una lucha con
la vida y el tiempo, porque entonces todo tiene que ir más y más rápido de lo
que realmente sucede. Sin embargo, el milagro que estás esperando no ocurre a
través del esfuerzo, el trabajo y la lucha. Sucede de repente, cuando te das
cuenta: “Ya soy yo, es algo bueno, yo en mi ser humano, con todo lo que
conlleva: partes claras y oscuras, emociones, pensamientos, sentimientos,
estados de ánimo…” Cuando veas todo esto con una sonrisa, con una cálida
comprensión y, a veces, con un poco de humor, entonces estarás muy cerca de la
integridad que se entiende en las verdaderas enseñanzas espirituales. Se trata
de fluir con lo que es. No ir en contra de la vida y dejar que acontezca, es lo
que te lleva automáticamente a tu destino.
La vida misma quiere moverse dentro y
a través de ti. Si asumes que la vida es bondadosa, que está orientada
naturalmente a la sanación, entonces ya no tienes que buscar la sanación porque
ésta sucede por sí sola. Lo único que tienes que renunciar es a la ilusión de
que no eres bueno ni capaz, que te falta algo, que hay que trabajar en algo.
Me gustaría pedirte que entres
conmigo en una meditación en la que me quisiera ponerte en contacto con el
símbolo de la cruz, pero con una cruz interior.
Imagina una cruz y recorre tu cuerpo
para que los brazos sean la línea horizontal de la cruz y el resto del cuerpo
sea la línea vertical. En el centro está el punto de conexión que se encuentra
al nivel de tu corazón.
En esta imagen, la línea horizontal
te conecta con el mundo de la Tierra, con el mundo físico visible y con las
personas y la sociedad que te rodea.
Luego está la parte superior de la
línea vertical que atraviesa tu corona hacia el cosmos y te conecta con el
cielo, se podría decir que con lo cósmico, lo espiritual, con tu alma. Y en la
parte inferior de la línea vertical está la tierra sobre la que descansan tus
pies.
El arte de vivir es permanecer en el
centro de tu corazón tanto como sea posible, con todas las influencias que
experimentes y las decisiones que tomes. Porque allí las corrientes se unen por
sí mismas y tú estás en conexión vertical con tu ser superior, con tu alma y al
mismo tiempo en horizontal con la tierra y el mundo que te rodea.
Mira si puedes percibir dentro de ti
mismo dónde está tu conciencia en esa imagen de la cruz. Imagina que tu
conciencia es una bola de luz y ve dónde se asienta normalmente. ¿Está en el
medio o más abajo, está más en la línea horizontal o más en la línea vertical?
Solo echa un vistazo a la imagen, ¿dónde suele estar tu conciencia más a
menudo?
Ahora, observa cómo te sientes.
Imagina que tu conciencia, esa bola
de luz, está exactamente en el centro, en tu corazón, en la intersección de las
dos líneas. Mira lo que eso te produce y cuánto podría cambiar la forma en la
que ahora estás en el mundo. ¿Es posible que hicieses ciertas cosas de otro modo
o que te comportaras de manera diferente con las personas?
Ve lo que se necesita para estar
completamente en el centro de la cruz. Si te asientas demasiado en la línea horizontal de la cruz,
tu atención estará siendo absorbida por cosas del mundo exterior y estarás
perdiendo contacto con tu canal interno, tu canal cósmico. A la larga, eso te
hará sentir inquieto o cansado e insatisfecho. También puede ser que a veces
estés demasiado en la línea vertical, que vivas mucho en tu mundo interior y
que no te expreses lo suficiente en el mundo exterior como para que tu energía
no fluya lo bastante de adentro hacia afuera. Observa eso.
Ahora imagina de nuevo que estás en
el centro.
Date cuenta que en ese centro estás
en contacto con tu alma, con lo más elevado, con lo espiritual y que, desde
allí, a veces sientes muy claramente cuál es tu camino. Allí tienes intuiciones
e inspiraciones que te causan sentimientos de alegría y esperanza.
Y ahora pregúntate cómo se traducen
ambas líneas en el mundo, en la realidad física en la que vives. Al responder
esta pregunta, el tema del tiempo pasa al primer plano, porque las
inspiraciones o verdades que sientes desde tu lado cósmico son eternas,
mientras que el mundo trabaja más con el tiempo y la materia en el eje horizontal,
haciendo planes y comprobando los resultados.
Imagina cómo puedes mejorar eso.
Estás en el centro, estás en tu corazón. Desde allí te abres a la inspiración
del alma. Son susurros suaves que te llegan de aquí y de allá y te dicen qué
acciones te causan alegría e inspiración en tu vida.
Ahora, procura recibir esas
inspiraciones en tu corazón y derramarlas desde allí a lo largo de la línea
horizontal hacia el mundo. Ve si puedes mantener la luz de tu alma en ella para
que toda la cruz esté inspirada en su luz.
Ve lo que puedes necesitar para
mantenerte fiel a estas inspiraciones y a la luz de tu alma. Es importante que
te mantengas en contacto tanto con tu ser interior como con el mundo exterior.
Ambos tienen que estar equilibrados para que realmente te sientas realizado
como ser humano. Pero date cuenta de que la línea de conexión con tu alma o ser
superior o como quieras llamarlo, es esencialmente la verdad de que tú ya eres
todo. Ese es el milagro: que tú, como la parte de Dios que eres, eres ilimitado
y perfecto. No creas en la ilusión del mundo, cuando la dualidad te hace creer
que tienes que llegar a serlo todo y que tendrás que mejorar dentro de ti
mismo. Cree en el milagro, reconócelo en ti mismo y reconócelo en los demás. El
milagro de la esencia de alguien, ahí está.
Sé fiel a este conocimiento interno
cuando salgas al mundo. En el mundo hay una necesidad de esta percepción, del
flujo de energía que proviene de la dimensión, de lo intemporal, del alma. Ese
es siempre el punto de partida para una verdadera inspiración. No tengas miedo
de mostrar libremente esta corriente en el mundo para que, así, el alma que
eres pueda manifestarse en el tiempo, en el espacio, en la materia. Eso te
inspira a ti mismo y también a los demás.
Esa línea horizontal que te conecta
con el mundo, a veces crea tensiones en ti. Puede tratarse de una presión
externa que te transmite que tienes que hacer todo lo posible. Puede tratarse
de una presión que te aleja de ti mismo. Y a veces, tiendes a repeler todo ese
mundo y quieres vivir completamente en tu mundo interior, apartado de la
sociedad. Pero el arte es llevar la luz de tu alma al exterior y mantenerte
fiel a la inspiración del corazón en contacto con el medio ambiente. Y ese es
también el mejor regalo que puedes dar a los demás porque los alienta a hacer
lo mismo.
No tengas miedo de tu propia luz.
Mantente en contacto con tu alma y
también con el mundo, porque esa es sin duda tu tarea en este momento: irradiar
quién eres. No huyas de este mundo, permanece en él y brilla.
Estoy contigo como amigo y estoy a tu
lado. Estoy feliz de reconocer tu milagro y de confiar en todo lo que harás.
Con amor, Yeshua
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