SAINT
GERMAIN - HABLEMOS DEL PASO POR LA VIDA
Amados hijos de la Luz Violeta
que purifica y transmuta los errores que no son más que experiencias vividas
que ayudan avanzar, ¡hablemos del paso por la vida!
¿Y qué es ese paso por la
vida? Es un camino largo, sinuoso, oscuro y claro, con parajes para contemplar,
subidas que se han de escalar, obstáculos para saltar, vistas para admirar y
detenerse a descansar y continuar.
Y el objetivo no es el final
del camino, sino todo el transcurso que conduce a ese final. Aunque pocas veces
te detienes a observar y a disfrutar ese recorrido, lo que quieres es alcanzar
el final lo antes posible. ¿Y quién ha dicho que ese sea el final? ¿Y quién ha
dicho que el final del recorrido es lo mejor?
Preocupados por alcanzar ese
final, se han ido perdiendo momentos importantes, se ha dejado de disfrutar, se
ha dejado de vivir, cuando el real y verdadero sentido del camino es vivirlo,
disfrutarlo, entenderlo y aprovechar todo cuanto se nos presenta día a día,
porque incluso en aquello más trivial hay una gran lección; sin embargo, no se
aprecia si no se mira, si no se vive, si no se entiende lo que es la vida.
El cuerpo que se corrompe es
solo la respuesta y consecuencia de ese recorrido ciego y mediocre en el que lo
último que importa es respetarlo y valorarlo como la obra maestra que es.
Alguna vez te has puesto a pensar en la maravilla y compleja estructura llamada
cuerpo que posees, ¿cuántas veces te has escuchado valorándolo, agradeciendo
ese milagro andante que te acompaña en este recorrido? Cada ser humano posee
una forma, un color, un tamaño pero en realidad todos son iguales, no hay mejor
ni peor, la diferencia radica en el amor que cada uno ofrece a su cuerpo y, sin
embargo, palabras de desaprobación, de rechazo, de enojo, de insatisfacción
contra él se repiten día a día, constantemente. Entonces ¿cómo esperas tener un
cuerpo bello y saludable cuando éste no recibe palabras de amor, de dulzura y
de reconocimiento?
Si no fuera por él, no podrías
transitar por esta vida, no podrías ver la inmensidad de maravillas que este
planeta contiene, ni oirías las vibraciones que producen tantos y diferentes
sonidos, ni percibirías el aroma de la naturaleza, ni disfrutarías de los
sabores… y a pesar de todo esto tan evidente, tan presente, tan “a la mano”, no
se es capaz de verlo, de agradecerlo ni de valorarlo, solo cuando algo falla
entonces valoramos su presencia.
El cuerpo podría mantenerse
bello e incorruptible si desde siempre se le amara y respetara; sin embargo,
nada ni nadie puede soportar por mucho tiempo los malos tratos, los desprecios
o la ignorancia, y es entonces cuando la respuesta del cuerpo es enfermar, es
envejecer y en ello no hay marcha atrás, no obstante sí podemos detener el
deterioro.
A partir de este momento honra
a tu cuerpo, ámalo, protégelo, trátalo con el cuidado y la protección que le
darías a un bebé, habla con tus células, llénalas de la luz regeneradora y vive
cada día consciente de tus palabras, de tu mirada y de tus sentimientos hacia
él.
Ya no hay retroceso, no
podemos volver andar ese mismo camino, pero sí podemos empezar desde ahora a
crear un vínculo, una comunión de amor con tu cuerpo, el que tan noblemente responderá con salud, con
bienestar y vivirás con dignidad y con aceptación la etapa de vida que te toque
vivir.
¿Quieres tener un cuerpo sano?
Habla de salud. ¿Quieres tener un cuerpo joven? Vive con alegría, maravíllate
del milagro que es el cuerpo humano y, sobre todas las cosas, da las gracias
por la perfecta función que desempeña.
Utiliza la llama violeta para
eliminar esos patrones establecidos, para borrar de tus ojos la imagen
equivocada que has hecho de ti, para sanar las heridas emocionales y físicas
que tu cuerpo está cargando y deja que la llama violeta regenere todo aquello que
debe ser regenerado, reconstruido y sanado.
No lo olvides. El cuerpo
envejece y enferma como respuesta al poco amor y respeto que recibe, en tus
manos está hacer que florezca o que se marchite.
Ámalo y ámate, pero hazlo ya,
no hay tiempo que perder ni que desperdiciar.
Recibe esta lluvia violeta,
siéntela, ella avivará tu Fuego Sagrado.
Yo Soy Saint Germain
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